martes, 31 de mayo de 2011

TIEMPO LIBRE EN MI CIUDAD

Depende de donde resida, las oportunidades para pasarlo bien son distintas, tanto sea en el número de ofertas como en la variedad de las mismas.

Al vivir en una ciudad, me es imposible no encontrar ninguna actividad que sea de mi interés y es frecuente que disponga de tantas posibilidades de ocio como horas tiene el día, si mi cuerpo lo resiste.

Actividades que no siempre tienen coste económico pues, si busco bien, encuentro algunas que son gratuitas.

Todo es cuestión de planificar bien mí tiempo libre con lo que me resulte más atractivo. En algunas ocasiones prefiero disfrutarlo en solitario, aunque en otras, prefiero compartirlo con familiares, amigos o singles.

También puedo encontrar, sin salir de mi ciudad, actividades de ocio organizadas especialmente para “los singles” : salidas culturales, conferencias, talleres, conciertos, etc.…

Una salida cultural me resulta más gratificante si la puedo disfrutar en compañía. Me recuerdan un poco a las excursiones, por lo que supone, para mí, la adaptación a la organización de la misma.

La mayoría de las veces o bien utilizo el trasporte urbano para los desplazamientos o simplemente voy a pie, pues el paseo puede formar parte también de la actividad escogida.

Tiene la ventaja de que el grupo que suele formarse, tiene interés común por la actividad elegida y supone una buena oportunidad para conseguir conocer a nuevas gentes con intereses parecidos a los míos.

Poder compartir y comentar con otros es uno de mis objetivos a conseguir, además de tener la posibilidad de hacer nuevos amigos. Por mi experiencia personal, puedo decir que cuantas más personas componen estos grupos más difícil es conseguir este objetivo.

Un numeroso grupo suele dispersarse y se hace más difícil avanzar juntos, mientras que cuando el grupo lo compone un número más reducido de personas suele haber más cohesión.

Participar en conferencias, debates, talleres, conciertos, cine, teatro, bailes, pubs, fiestas populares, actividades deportivas... son algunas de las muchas oportunidades que tengo para que, mi tiempo dedicado al ocio, sea lo más placentero posible.

lunes, 30 de mayo de 2011

¡¡NOS VAMOS DE EXCURSIÓN!!

Las excursiones singles dan la posibilidad de conocer a nuevas personas y establecer conversaciones al disponer de tiempo y oportunidad para ello.

Si es una excursión de un día, lo habitual es que, o bien se utilice un trasporte colectivo, o se llegue al lugar de destino en coches particulares.

El trayecto en transporte colectivo me recuerda a las excursiones del colegio, en los que siempre había el “animador de turno”, que conseguía volver loco al conductor. Ahora, en vez de la profesora que nos aleccionaba, suelo encontrar al guía turístico, que intenta hacer más interesante el trayecto, aunque muy pocas veces lo consiga.

Después la visita turística de antes de la comida que, si no llueve, siempre es de agradecer, por aquello de que salir de excursión solo para “hartarse de comer” no es muy sano.

El siguiente paso es la llegada al restaurante y la elección de una buena mesa, en la que deseo que estén aquellos compañeros de excursión con los que me gustaría compartirla, para conocerlos mejor.  Tarea nada fácil, porque todos tienen la misma intención, así que, si me fijo bien, observaré un sinfín de estrategias y rápidas carreras, para conseguir ese mismo objetivo.

Después la “batalla” en el bufé libre. Todos con los platos en la mano rebosantes de comida al no haber  límite con respecto a la cantidad a ingerir y “acumular” en los platos. Calidad no suele haber mucha, pero cantidad toda la que quiera, aunque después me sea imposible dejar el plato vacío sin riesgo a una grave indigestión.

Para aligerar el peso de tanta voracidad llega la hora del baile. Música disco o, en el mejor de los casos, el “hombre orquesta” que animará la velada, pues es muy raro encontrar alguna pequeña orquesta en estas ocasiones.

La  sobremesa movidita no va nada mal y muchos son los que participan del baile, entre ellos yo, pero los hay que prefieren la charla animada o descansar y practicar alguna que otra “cabezadita” en algún lugar discreto.

Y ya solo me queda el viaje de regreso, que suele ser mucho más silencioso que el de llegada. Contenta, a veces más y a veces menos, cansada y con muchas ganas de llegar a casa, vuelvo a mi vida cotidiana habiendo conseguido, o no, alguno de los objetivos que me había propuesto.

viernes, 27 de mayo de 2011

¿QUE HARÉ ESTE FIN DE SEMANA?

Por poco que busque, puedo encontrar multitud de propuestas de fin de semana. Actividades de ocio para disfrutar en mi tiempo libre, haciendo lo que más me gusta, ya sea en compañía como en soledad.

Una soledad relativa porque desde el momento en que salgo de casa es imposible estar sola, aunque si puedo, algunas veces, sentirme sola. Únicamente hace falta mirar a mi alrededor para darme cuenta de que siempre estoy en compañía, aunque sea de desconocidos.

Hay momentos en los que el salir sola es mi mejor opción ya que puedo decidir, sin tener que pactar con nadie, la actividad de ocio que más me place, pero en otras ocasiones prefiero compartirla con familiares y amigos o intentar, a través de las numerosas ofertas de ocio para singles, conocer a nuevas personas con gustos e intereses similares a los míos.

Las excursiones, salidas culturales y viajes para singles, sean de un solo día o de varios, son una buena opción a tener en cuenta para satisfacer este objetivo, aunque tienen el inconveniente de que, al estar organizadas, no me permiten la misma  libertad de movimientos que cuando voy sola.

Pero no todo han de ser salidas, también puedo disfrutar quedándome en la ciudad en la que resido en compañía o bien sola. Ir al cine, al teatro, paseos por la ciudad, conciertos, museos, fiestas populares, deportes…Mucho a escoger para pasar un buen fin de semana. Y si lo que me apetece es descansar, leer un buen libro y pasar un fin de semana en casa, también, de vez en cuando, me parece otra buena opción.

Lo importante es que, haga lo que haga, sea porque desee hacerlo y disfrute con ello.










jueves, 26 de mayo de 2011

VIAJAR EN SOLEDAD- 2

En los viajes organizados se convive durante algunos días con personas desconocidas, de caracteres y objetivos distintos y puede que no me resulte muy fácil adaptarme a los demás.

En estos viaje no tendré muchas opciones de evitar quedarme al margen de las tensiones que se pueden producir entre las personas que comparten conmigo el viaje. Lo quiera o no, al convivir con un grupo de personas con distintas maneras de ser y de pensar, pueden surgir fricciones que conviertan un viaje de placer en un viaje incómodo.

Además, conseguir una habitación individual no siempre es posible, así que si elijo una habitación doble para mi sola me saldrá más caro el viaje  y si comparto habitación con alguien que no conozco, según a quien tenga de compañera, el viaje puede resultar un verdadero desastre.

Organizados significa que casi todo está previsto. Tener que cumplir con los horarios impuestos y levantarse temprano en vacaciones,  cuando lo que me combiene es descasar, comer cuando hay que comer y no cuando tengo hambre o salir porque he pagado la excursión, aunque en ese momento me gustaría hacer otra cosa, son algunos de los precios que tendré que pagar al escoger el viaje organizado. 

Luego están las visitas a realizar, que nunca son del gusto de todos, teniendo que soportar al "quejica" de turno´. Es frecuente ver que los grupos se dividen y dispersan para satisfacer sus deseos personales, si la organización del viaje lo permite. Suele costarme decidirme por el mejor grupo a seguir y acertar en la elección. 

Me pregunto si las personas como yo, que estamos acostumbradas a vivir en soledad, somos más  individualistas y menos tolerantes al tener que convivir y compartir objetivos y actividades con otras personas en estos viajes.

Hay que tener algo de espíritu aventurero para viajar en compañía de desconocidos, estar alejada de casa, hacerlo en soledad, corriendo todos los riesgos y abordando los imprevistos que vayan surgiendo, aunque sea por un corto espacio de tiempo.

Viajar en compañía, sea single o no, siempre condicionará mi libertad de movimientos y tendré que hacer algunas concesiones para que el viaje sea satisfactorio y me queden ganas de repetir la experiencia.


miércoles, 25 de mayo de 2011

VIAJAR EN SOLEDAD-1

Cuando tengo la oportunidad de realizar un viaje de vacaciones, debo elegir entre varias opciones, teniendo en cuenta de que viajaré sola y que me propondré unos objetivos que quiero alcanzar.

Podría elegir un viaje individual con total libertad de movimientos o elegir un viaje organizado en el que estaré condicionada por horarios, visitas turísticas y voluntades de otros.

Actualmente hay ofertas de viajes organizados para todos los gustos y economías y, cómo no, también los hay dirigidos a las personas que carecen de pareja, es decir al “single”.

Tengo la impresión de que estas ofertas combinan el atractivo de viajar con la posibilidad de agrupar a las personas que carecen de pareja, con el fin de “aparejarlas”.

En realidad creo que no hay mucha diferencia entre viajar sola en viajes organizados normales que en los “viajes singles”, si mi objetivo principal excluye la necesidad de buscar pareja.

Si lo que más me interesa es viajar en compañía y sentirme protegida por un grupo de personas, cualquiera de las dos opciones será  la acertada, pero si mi objetivo principal es encontrar más posibilidades de relacionarme y hacer nuevas amistades, quizás los “viajes singles” serán la mejor oferta a tener en cuenta.

Para disfrutar de unas buenas vacaciones no es necesario viajar con singles, pero si elijo esta opción estoy segura de que tendré la oportunidad de conocer a personas, pertenecientes a mi colectivo, con las que lo comparto. De este modo conseguiré aumentar el número de oportunidades de entablar amistad con alguna de ellas.

Tengo que tener en cuenta de que puede que, en estos viajes, no todo sean ventajas y habré de valorar detenidamente todos y cada uno de los posibles inconvenientes que pudieran surgir antes de escoger esta opción como la más adecuada...

martes, 24 de mayo de 2011

COMPETENCIA Y RIVALIDADES

Existe una gran rivalidad entre las mujeres que asisten a algunas de las actividades de ocio que la sociedad ofrece a los singles, en las que el número de hombres que participan suele ser reducido.

Las mujeres tienen comportamientos poco acogedores al recibir a las nuevas personas de su mismo género, sobre todo si “la nueva” tiene un buen aspecto físico. El hecho de ser mujer y bien parecida, puede ser un obstáculo al intentar integrarse en un grupo femenino ya formado, por ser considerada una nueva rival.

En cambio, si aparece “el nuevo” tendrá muchas más facilidades en ser acogido aunque, en algunas ocasiones, podría llegar a sentirse asediado por un número indeterminado de mujeres, que rivalizarán entre ellas sin disimulo alguno.

El comportamiento masculino, a diferencia del de la mujer, resulta mucho más acogedor con “la nueva” por la novedad que supone y la curiosidad que despierta.

Cuanto más atractiva sea esta, mejor será acogida por parte del sexo masculino e incluso puede llegar a sentirse también asediada por ellos pero, a diferencia del comportamiento femenino, no es frecuente observar que la rivalidad entre los hombres, por la conquista de la mujer, impida o dificulte la incorporación de nuevos miembros masculinos en un grupo.

Hombres y mujeres actuamos de forma distinta en parecidas circunstancias, no solo a causa de las diferencias biológicas, de la influencia cultural y de la educación sino también de la dificultad de conseguir el objetivo deseado.

Estoy segura de que si hubiera un mayor número de hombres que de mujeres en las mismas actividades de ocio, los comportamientos de ambos géneros con respecto a la relación entre ellos serían muy distintos.

Pasar una buena o mala noche depende más del carácter de cada uno y de la suerte que se tenga esa noche, que de la posibilidad de que la fiesta “single” sea un lugar acogedor en el que se facilite la conexión con otras personas del mismo colectivo.

Es poco frecuente encontrar, en la organización de estos eventos, a alguien encargado de iniciar el contacto entre las personas que acuden por primera vez y las que ya son asiduas. Al crear un clima más acogedor y ofrecer el primer contacto, facilitaría la integración de los nuevos miembros.

Recordando alguna que otra experiencia, por lo que pueda ocurrir y teniendo en cuenta de que cuando salgo lo que quiero es pasarlo lo mejor posible, será mejor que, cuando me decida a ir a alguna “FIESTA SINGLE”, siempre vaya acompañada de uno/a o varios/as amigas.

lunes, 23 de mayo de 2011

LAS FIESTAS "SINGLES"

Otra de las muchas ofertas que la sociedad  brinda a los singles son las fiestas: Verbena, fin de año, etc. Cualquier ocasión es buena para organizar una fiesta, utilizando para tales eventos grandes espacios en discotecas, Pubs, espacios cerrados o al aire libre.

Siempre que he asistido a alguna de ellas me he sentido igual que cuando voy a una discoteca: Mucha gente moviéndose de un lugar a otro, la mayoría con una copa en la mano, observando y escogiendo a quien van a intentar “ligar” esa noche.

Es un lugar difícil para mantener una conversación, pues la música suele impedirlo, así que con mensajes cortos, alzando la voz todo lo que soy capaz, hasta acabar muchas veces afónica y con un poquito de lenguaje corporal, intento comunicarme, aunque no estoy muy segura de conseguirlo.

Lo único que pretendo, cuando voy a esta clase de fiestas es divertirme, bailar, tomar mi copa y, con suerte, conocer a gentes y pasarlo bien. Pero me resulta bastante difícil de conseguir si voy sola.

Me siento muy incómoda, tanto sentada en la barra con mi copa en la mano como si bailo sola. Noto que estoy siendo observada, medida y sospesada, como si yo fuera una mercancía a adquirir y esa sensación me resulta extremadamente desagradable.

En estas fiestas es frecuente que se formen grupos de singles, que imagino, se han conocido en otras ocasiones o bien ya habían llegado juntos al lugar de reunión, pero también suelo observar a gentes solitarias que deambulan perdidas entre los demás, intentando establecer algún contacto o integrarse en alguno de estos grupos que suelen estar formados mayoritariamente por mujeres.

Siempre me he preguntado que es lo que hacen muchos de los hombres singles para, después de una ruptura, viudedad o separación, volver a sociabilizarse.

Las mujeres suelen salir y participar en actividades lúdicas para conocer a nuevas personas, pero son muy pocos los hombres que suelen participar en ellas. De ahí que en cenas, fiestas y otras actividades el porcentaje de participación masculina sea tan bajo, lo que aumenta la competencia entre las mujeres que desean volver a encontrar pareja y con ello aparece una rivalidad, muy poco disimulada entre ellas.
Continuara...

jueves, 19 de mayo de 2011

LAS CENAS "SINGLES"

Y como una cosa lleva a la otra, una vez dado el primer paso, empezaron a surgir nuevas oportunidades para relacionarme con nuevas gentes.

Una de ellas fue mi primera cena “single”. Fue mucha la ilusión que puse en mi primera cena y mucha la decepción que sentí.

Imaginaba que en una cena “single” habría un ambiente más acogedor del que me encontré. Asistían  muchas más mujeres que hombres, así que me vi rodeada de algunas Sras. que puedo asegurar que tenían más interés por captar la atención de alguno de los escasos Sres. allí presentes que por conocerme.

Lo que es cenar, cené poco y bastante mal, a pesar del precio de la cena en cuestión, y en una de esas larguísimas mesas en las que solo puedes hablar con los que tienes a los lados y enfrente.

Si mi objetivo era poder hacer amistades nuevas puedo asegurar que no conseguí ninguna pese a mi perseverancia en mantener alguna conversación.

Con toda mi inocencia pensé que después de la cena tendría la oportunidad de conocer al resto de los singles que estaban en la misma mesa, pero estaba muy equivocada. Nada más acabar el postre y el café el grupo empezó a subdividirse en pequeños subgrupos con objetivos distintos: Unos se iban directamente a casa, otros querían ir de copas, otros a la discoteca y otros desaparecían sin más…y yo en medio de todos ellos sin saber qué dirección tomar. Al final tomé la decisión que consideré más acertada…irme a casa.

Por aquello de que podía haber tenido un mal comienzo, en lo que son las cenas “singles”me refiero, lo volví a intentar otras veces dándome cuenta de que, con muy pocas diferencias, eran todas muy parecidas. De vez en cuando, en alguna de aquellas cenas, volvía a encontrar a alguna persona con la que había coincidido anteriormente, aunque no por ello hubiera hablado nunca con ella.

Después de algunos intentos quedé convencida de que cenar con desconocidos no era el mejor sistema para encontrar amigos, pero tengo que agradecer que, al asistir a aquellas cenas, obtuviera alguna información de otros lugares y otras actividades que me fueron mucho más útiles para lograr mi objetivo.

miércoles, 18 de mayo de 2011

UN LUGAR DE ENCUENTRO

Tenía que dar mi primer paso en el desconocido camino de la sociabilización y, como mi intención era la de encontrar amigos, busqué entre las innumerables ofertas, alguna que me inspirara cierta confianza de encontrar lo que estaba buscando, excluyendo todas aquellas ofertas que estaban dirigidas a contactar con personas concretas con objetivos sexuales o casamenteros.

No me resultó nada fácil pero encontré una asociación que, en principio, podría proporcionarme la oportunidad de conocer nuevas personas y conseguir amigos.

Llena de curiosidad y temor por ser la primera vez que me atrevía a ir sola a un lugar de ocio, me encontré delante de una puerta que más me inspiraba el salir corriendo que entrar para ver que había en el interior. Después de unos instantes de serias dudas decidí marcharme pero, cuando me di la vuelta para irme, una mano me detuvo y me invitó a entrar.

Las diversas actividades que me ofrecían y la oportunidad de rodearme de las buenas personas que habían allí, fueron los ingredientes que me ayudaron a superar los primeros años de mi nueva vida en soledad.

Al entrar por aquella puerta entré en un mundo muy distinto al que anteriormente había conocido. Cada una de las personas que estábamos allí teníamos una historia que, aunque distinta, nos identificaba como grupo.

Encontré buenos amigos, la oportunidad de ser escuchada, de compartir vivencias, de divertirme y de aprender cosas nuevas.

Pertenecer a un colectivo me hacía sentir menos sola y mucho más protegida de lo que me había sentido antes y, a partir de este momento, tenía un lugar de encuentro que me proporcionaría multitud de oportunidades de ocio y de relaciones personales.

martes, 17 de mayo de 2011

OCIO EN SOLEDAD

Todo cambia en cuanto comienza mi nueva vida en soledad ,después de años viviendo en compañía.

Al principio me preocupaba al pensar en que emplearía mi tiempo libre y como conocería a las nuevas personas que se convertirían en mis amigos. No sabía qué hacer ni con quien ir. Me sentía perdida en un mundo que me era desconocido y no me sentía cómoda al ir sola a cualquier sitio.

Primero tenía que encontrar por donde empezar, dar mi primer paso, así que me decidí a buscar en la Red en guías de ocio y asociaciones un punto de partida que me permitiera introducirme en el inmenso, variado y variopinto mundo de los “singles”.

Me sentí tremendamente perdida en un sinfín de ofertas de ocio dirigidas a conseguir una pareja, cuando lo que quería en realidad era sociabilizarme y hacer nuevos amigos.

Y allí estaba yo, intentando escoger entre cenas para “singles”, páginas de internet con actividades para “singles” viajes para “singles”, contactos para “singles” excursiones para “singles”….De todo para “singles” y no entendiendo muy bien que significaba aquello de ser “single”.

Entonces empecé a darme cuenta de que esta sociedad en la que vivo ya me había catalogado como “single” por el hecho de estar divorciada y que, de algún modo, me diferenciaba del resto de la población.

La mayoría de estas actividades ofrecen diversión, contactos, oportunidad de relaciones sexuales esporádicas y, con algo de suerte conseguir nuevas amistades.

Todo un mundo creado especialmente para aquellos que decidieron iniciar una vida en soledad para que puedan volver a una vida en compañía.

Todo esto es algo contradictorio, pero si recuerdo que lo que muchos buscamos es “el príncipe azul” o “la princesa encantada”, tiene mucho más sentido que la sociedad considere un gran negocio el crear actividades en las que solo participen personas solteras, viudas, separadas y divorciadas con el aliciente de encontrar la persona soñada.

Continuará...

lunes, 16 de mayo de 2011

¿PAREJA O COMPAÑÍA?

En la actualidad se tiende más a pensar en el presente cuando, en otros tiempos, nuestros padres pensaban más en el futuro. No tener un objetivo claro de lo que quiero que sea mi futuro puede condicionarlo más de lo que creo, pues depende de mi comportamiento, al trazar metas y objetivos en mi presente, el que mi futuro sea más o menos llevadero.

La importancia que doy al futuro aumenta al aumentar los años, porque el tiempo de vida se reduce progresivamente.

Cuando soy adolescente me parece que mi futuro está muy lejano y no soy consciente de que la vida puede interrumpirse en cualquier momento, pero cuando alcanzo la madurez, el espacio de tiempo que me queda es mucho más corto y es entonces cuando soy más consciente de la importancia que tiene el tiempo.

La vida de cada uno es distinta tanto en el tiempo de duración como en las condiciones físicas y psíquicas en las que se vive y van variando durante todo el ciclo vital en sentido descendente.

Sé que el presente debo vivirlo más intensamente pero sin olvidar preparar un futuro en el que tendré irremediablemente que contar con los demás para mi supervivencia. No sé cuánto tiempo me queda ni en qué condiciones físicas y psíquicas estaré.

Vivir en soledad tiene sus ventajas pero también tiene muchos inconvenientes. La enfermedad, los accidentes,  los bajos estados de ánimo, el descontrol alimentario, disminución de las capacidades físicas en realizar trabajos cotidianos entre otros, son problemas que aumentan al paso de los años.

No creo que esperar al futuro para organizar mi vejez sea una buena idea. Por miedo a estar sola y tener que afrontar en soledad la enfermedad y el deterioro físico puede hacerme valorar de forma distinta el deseo de encontrar pareja y, en vez de buscar a la persona soñada, me conforme a encontrar a una persona por no estar sola.

Si decido buscar compañía en vez de buscar pareja he de tener en cuenta que podría descuidar mi necesidad de afecto así que debo pensar detenidamente que es lo que en verdad me conviene.   

viernes, 13 de mayo de 2011

EL SEXO DESPUES DE LOS 50

Cuando hay un cambio imprevisto, no deseado, en el proceso normal de una relación sexual, comienza a aparecer el desconcierto, el temor y la duda de lo que pasará a partir de ese momento en adelante. Muchas son las preguntas que surgen y no todas tienen la respuesta que me más gusta.

A partir de este momento solo me quedan dos soluciones: Resistirme con mis temores a aceptar lo que está ya ocurriendo, negando la evidencia, escondiendo la realidad por avergonzarme de ella e ir de fracaso en fracaso o aceptar la nueva situación afrontando los inconvenientes y paliando en lo posible sus efectos, dándome la oportunidad de llevar una nueva vida sexual sana, plena y emocionalmente equilibrada.

La elección entre una y otra será solo mía pero el apoyo, la comprensión y la complicidad pertenecerán a los demás. Tengo que recordar que, en esta época, nadie se libra de que, al paso de los años, el nivel hormonal disminuya y aparezca sus efectos.

Ocurre con mucha frecuencia que la persona que ya no se siente segura al presentar algún síntoma propio de la edad, en vez de afrontarlo trata de disimularlo. Es el inicio de un proceso que comienza en negar que algo pasa y evitar que se enteren los demás. Una solución al problema sería el  renunciar a practicar la relación sexual compartida, pero eso sí, poniendo algo de ingenio y mucha imaginación al buscar una buena excusa para justificarse ante los demás en determinadas ocasiones y conseguir disimular la verdadera causa.

En el caso de las mujeres suelen asumir esos cambios de mejor manera que los hombres. Los síntomas de la mujer no son tan evidentes como los del hombre, pues con la menopausia pueden variar las condiciones físicas en la relación, como puede ser la sequedad vaginal o aumento de molestias dolorosas y también pueden afectar a la frecuencia e intensidad del orgasmo, pero a pesar de ello, la mujer puede conseguir fácilmente satisfacer su necesidad sexual sin que sus cambios alteren demasiado sus relaciones con su pareja.

En el caso del hombre es distinto. ¿Cómo puede un hombre reconocer que su potencia sexual, que para muchos es el símbolo de su virilidad, está disminuida? Las dificultades de erección y eyaculación, entre otros síntomas, son unos de los más importantes síntomas consecuencia de la disminución de Testosterona y, al ser evidentes, hay que utilizar medios médicos o farmacéuticos para paliarlos o buscar alternativas para conseguir satisfacer las necesidades sexuales propias y las de la pareja.

Al final, todo esto es mucho más sencillo de lo que en principio parece. Al aceptar que, tanto el hombre como la mujer, acusan el paso del tiempo en un proceso natural y al comprender la nueva situación, tanto la propia como la del otro, se consigue paliar los efectos no deseados y conseguir una vida sexual satisfactoria.

La sociedad proporciona, a ambos, soluciones para atenuar algunos de los cambios que se experimentan y la capacidad de adaptación hará que, el resto de esos cambios, sean más llevaderos y beneficiosos.

jueves, 12 de mayo de 2011

EDAD SEXUAL Y ESTADO EMOCIONAL

Es un error creer que la necesidad y la satisfacción sexual desaparecen con los años. Lejos de desaparecer, lo que sucede es que se trasforman pudiendo conservar una vida sexual activa hasta muy avanzada edad y depende de nosotros y de nuestra capacidad de comprensión, hacia el otro, el conseguirlo.

El papel de la pareja en determinadas circunstancias, en las que aparece algún síntoma propio de la disminución del nivel hormonal, es determinante para paliar los efectos emocionales dañinos que puedan aumentar la desconfianza y quea fecten negativamente la autoestima de la persona que los padecen, pudiendo crear un problema mucho mayor que el que había inicialmente.

En estos casos, el desconocimiento y la poca comprensión de la pareja son malos aliados para poder resolver problemas que, empleando la complicidad como aliada, pueden resolverse sin daño emocional, consiguiendo nuevas experiencias de satisfacción sexual.

Pero el problema se incrementa cuando en vez de tener una pareja estable se ha escogido una vida en soledad y hay que satisfacer la necesidad sexual con nuevas personas. Según sean los síntomas que se presenten el temor a un fracaso en la relación sexual puede aumentar o provocar un aumento del síntoma en cuestión, que creará más inseguridad en posteriores ocasiones.

Si me refiero al colectivo al que pertenezco, “los singles”, el problema puede ser mucho mayor.

Muchas de las personas que pertenecen a él son separados, viudos o divorciados que carecen de pareja estable y que ya están en la edad en que los niveles hormonales van disminuyendo.

Si además añado que muchos de ellos están en procesos de recuperación de su estado emocional, dañado por las rupturas, puedo imaginar que la disminución progresiva de la capacidad sexual se convierta en un serio obstáculo, sobre todo en el inicio de una nueva relación.

Continuará...

miércoles, 11 de mayo de 2011

¿IDENTIDAD SEXUAL= POTENCIA SEXUAL?

Ahora que ya sé que mi vida sexual ha de ir adaptándose a los cambios que se producirán en mi cuerpo, me acecha el temor de si podré tener unas relaciones sexuales satisfactorias tanto para mí como para mi pareja y si esta será capaz de comprender y adaptarse a las nuevas circunstancias.

Debo tener en cuenta de que en la relación sexual compartida hay más de una persona implicada y es importante el conocimiento de  cualquier síntoma o complicación que vaya surgiendo a lo largo del tiempo para crear las condiciones adecuadas para que se desarrolle una vida sexual plena.

Algunos de los problemas que ocasionan los síntomas del climaterio, la menopausia y la andropausia pueden ser paliados a través de tratamientos específicos según cada caso. A través de la información se puede conseguir resolver o reducir los efectos no deseables que producen la disminución del nivel hormonal de estrógenos, progesterona y testosterona, gracias a los avances médicos y farmacéuticos que se están obteniendo en esta dirección.

Tengo que tener en cuenta de que no solo estos cambios puede afectar al ánimo o a la sexualidad sino que también pueden hacerlo, y muy negativamente, a mi estado emocional, si no soy capaz de asumirlos como un proceso natural que hay que cuidar tal como cuido cualquier otra alteración física que se pueda producir por el paso del tiempo o por otra causa.

La necesidad sexual es una de las necesidades más importantes que hay que satisfacer para alcanzar el punto más alto de la pirámide de Maslow y descuidarla por miedo o por vergüenza solo traerá insatisfacción y daños importantes en el estado emocional.

Es necesaria la creación de una nueva sexualidad alimentada por una imaginación creativa, inventando nuevos juegos, valorando mucho más los sentidos y los afectos y dejando en un segundo plano todo símbolo cultural de potencia sexual como puede ser la erección, la eyaculación, la intensidad y repetición de orgasmos consecutivos, para conseguir una vida sexual que, aunque algo distinta, no por ello tiene que ser insatisfactoria.

El que la capacidad de potencia sexual, debido al descenso hormonal, disminuya no significa que la identidad sexual vaya también desapareciendo. La virilidad o la femineidad no la tendría bien entendida si creyera que tiene, como única base, la potencia sexual.

Continuará...  

martes, 10 de mayo de 2011

LA SEXUALIDAD CON MENOS HORMONAS

Las relaciones sexuales en el seno de la pareja estarán condicionadas irremediablemente por los cambios hormonales que se producirán a lo largo de nuestra vida.

A pesar de las diferencias, tanto hombres como mujeres, tenemos que enfrentarnos a las consecuencias que supone la disminución de los niveles hormonales de nuestros respectivos cuerpos. Este proceso natural lo vivimos de forma diferente según el sexo al que pertenecemos, pero algunos de los síntomas que observamos pueden ser coincidentes para ambos.

Como mujer tengo asumido que a lo largo de mi vida pasaré irremediablemente por distintos períodos y que en cada uno de ellos tendrán lugar cambios, tanto en mi vida sexual como en mi vida cotidiana. A partir de los 35 años comienza en la mujer un nuevo ciclo que conduce a la interrupción de la capacidad de procreación o menopausia. En este período, llamado Climaterio, se observan una serie de cambios físicos y emocionales, debidos a la disminución progresiva del nivel de estrógenos y progesterona, de los que se suele hablar con total normalidad sin que se cuestione ni la femineidad de la mujer ni su capacidad sexual que aunque pueda cambiar no llega nunca a desaparecer.

¿Y qué pasa con los hombres y su Andropausia? ¿Asumen de igual manera que la mujer sus propios cambios?

Al igual que la mujer, sus cambios afectarán no solo a su capacidad física sexual sino que también influirán en su estado anímico. Lo que es un proceso natural para la mujer, en el hombre puede convertirse en un verdadero problema, ya sea por no tener la suficiente información sobre lo que supone la pérdida progresiva de los niveles normales de testosterona, como por la resistencia a creer que los cambios que presentan son causa un proceso natural y en vez de asumirlos o compensarlos a través de la adaptación prefiere negarlos o esconderlos. El concepto de masculinidad, que ha sido impuesto por la cultura y la educación recibida, supone que emocionalmente se relacione la andropausia con la pérdida de la virilidad y por tanto con la pérdida de la identidad masculina basada en la potencia sexual.

Pero cuando hablo de que el cuerpo cambia y afecta a la vida sexual de cada uno, no estoy diciendo que la sexualidad acaba en el climaterio, la menopausia o la andropausia, sino que deberá adaptarse en cada momento según como afecte física y emocionalmente y según los síntomas que presente, pues son diferentes para cada persona.

Tengo muy claro que a partir de los 40 años las relaciones sexuales comienzan a ser distintas a las que se tenían años atrás pero no por ello tienen que ser menos satisfactorias. Es cierto que pueden perderse ciertas capacidades pero también estas pérdidas pueden ayudar a apreciar otros aspectos de la relación sexual que anteriormente nos podían pasar desapercibidos.

Resistirse a reconocer que ya no se tiene la capacidad sexual de los 20 años no beneficia ni a uno mismo ni a su pareja y si se pone mucho empeño en negar lo evidente puede pasar que, en cada dificultad que se presente, se origine una nueva frustración que empeore los síntomas de estos cambios y pueda resultar dañado el estado emocional.

Continuará…     

lunes, 9 de mayo de 2011

DIFERENTES SEXUALIDADES

Hace algunos años solo se podía hablar abiertamente sobre las relaciones entre sexo masculino y sexo femenino pero es obligado, en estos tiempos, hablar de relaciones entre personas del mismo sexo pues, hoy en día, ya no se puede negar la existencia de distintas sexualidades en nuestra sociedad actual.

A pesar de que todavía son socialmente poco entendidas y aceptadas las relaciones homosexuales, el respeto a la diversidad sexual va creciendo lentamente, a pesar de que siguen habiendo sectores de la población que se resisten a cambiar su moral en este sentido.

Los colectivos de Gays y Lesbianas reivindican los mismos derechos a elegir la fórmula en la que quieren vivir su relación, habiendo conseguido, en la actualidad, legalizar el contrato matrimonial civil entre personas de un mismo sexo y formar familias con hijos propios o adoptados.

Creo que lo que puede diferenciar a la pareja homosexual de la heterosexual, más que en la fórmula en sí, es en la manera de vivir la relación. Pienso que, en general, los homosexuales, por su constante lucha hacia la integración social, a ser reconocidos y respetados por la sociedad, han evolucionado a un ritmo distinto al que lo han hecho los heterosexuales, por lo que estoy convencida que su comportamiento en el seno de la pareja es diferente a la de la mayoría de parejas heterosexuales, sobre todo en parejas de mediana edad en adelante, en que la resistencia a abandonar los roles tradicionales aprendidos pueden condicionar y dificultar su evolución.

Pero estoy segura de que, aunque hay algunas diferencias, también hay muchas coincidencias entre la pareja tradicional y las que están formadas por personas de un mismo sexo. Una de estas coincidencias es la de que, en un momento determinado de sus vidas, puedan pertenecer a mi colectivo “single”, con todo lo que ello supone.

La mayoría de las situaciones, necesidades y sentimientos que he estado describiendo en mis páginas anteriores, dedicadas a las relaciones en el seno de la pareja, pertenecen a todas las personas y colectivos que forman parte de la diversidad sexual que existe en estos momentos en la sociedad  y no sería justo no mencionarlas o excluirlas en este Blog.

La elección de la fórmula más adecuada de relación entre las personas de igual o distinto sexo, es una decisión individual de la propia pareja que debería ser siempre respetada por los demás.

viernes, 6 de mayo de 2011

"SENTAR LA CABEZA"

Un buen o mal día decido “sentar la cabeza” y empezar una nueva relación pero ¿cuál?

Antes era muy fácil. Solo había una forma aceptada por la sociedad que me permitía establecer una relación de pareja. Había que empezar por el noviazgo para, después de un tiempo, casarme y convivir con la persona elegida.

Ahora es muy distinto, puedo escoger, entre diferentes tipos de relación de pareja, la que más me conviene o inventar alguna de nueva, sin que corra el riesgo de ser rechazada por la sociedad.

Tener pareja ya no conlleva la obligación de convivir bajo el mismo techo y, después de una convivencia fracasada, puede resultar complicado compartir de nuevo mi espacio, mi forma de vivir y mis “manías” cotidianas con alguien que, como yo, tiene hábitos adquiridos y manías propias.

Si escojo tanto la relación matrimonial como la de pareja de hecho, tendré que vivir con todo lo que supone compartir un espacio y tengo que estar dispuesta ello. Tendré que empezar pactando al elegir cuál de los dos hogares será el más adecuado o buscar un nuevo lugar para vivir y, a partir de este momento, tendré que esforzarme para que la convivencia sea posible.

También puedo escoger una relación que no sea con convivencia. Algo parecido a un noviazgo permanente. Me parece, en principio, más fácil y cómoda que la anterior manera que incluye la convivencia, pero no dudo que tendrá muchos inconvenientes.

Las fórmulas que encuentro son varias y puedo adaptar la elegida según las circunstancias, pudiendo tener o no convivencia en cortos períodos de tiempo, pero solo comparto con la otra persona una parte de mi vida.

No creo que encuentre en ninguna de las dos maneras, con convivencia o no, la que me garantice el éxito en mi relación y no debo olvidar que cualquiera de ellas tendrá el compromiso pactado con la otra persona. En ambos casos, muchas de las decisiones deberán ser tomadas de común acuerdo y no debo olvidar que también tendrán que ser respetadas las decisiones individuales. Se trata de compartir pero respetando la individualidad del otro.

Para que una relación funcione sé que tengo que estar dispuesta a dar y a recibir, a repartir el espacio, a tener buena disposición para adaptar mis hábitos, a adquirir de nuevos, a aceptar los del otro y a esperar la misma buena disposición por parte de la otra persona implicada. No hay que olvidar que se trata de compartir y no de competir.

De una u otra manera es el comienzo de una nueva situación y no solo cambiará mi forma de vida y la de mi pareja, sino que todo mi entorno, tanto familiar como social, se verá irremediablemente afectado y no dudo que ambos influirán también en mi nueva relación.

jueves, 5 de mayo de 2011

¿BUSCO POR BUSCAR O PARA ENCONTRAR?

Muchas veces me encuentro con personas que buscan y buscan a su pareja soñada sin encontrarla. Unas veces porque no existe y otras porque, aunque la tengan “delante de las narices”, no son capaces de verla. Pero cuando me doy cuenta de que es posible que la tenga delante, no siempre soy capaz de atreverme a iniciar una relación con ella.

El miedo me atenaza porque la relación se presenta “seria” y hay que evitar ponerla en peligro. Sé que la vida me va a cambiar y, aunque no me guste mucho la que ahora tengo, temo perderla y me resisto a asumir los riesgos. Los temores y complejos aparecen a traición para sembrar más dudas y empiezo a buscar excusas y defectos para justificar mi indecisión.

Por fin tengo lo que deseo, lo que me conviene y ahora no me atrevo a cogerlo. Me siento atrapada, desvalida, temo no tener salida alguna por donde escapar y ya no estoy segura ni de lo que estoy dispuesta a perder ni a ceder, para ganar lo que intuyo pero desconozco.

¿Será que en realidad no sé lo que quiero y busco por buscar o quizás no me atrevo a reconocer lo que quiero en realidad? Y mientras ¿A cuántas personas dejo heridas en el camino?

Con lo  difícil que resulta recuperar la autoestima, solo no falta que vaya añadiendo, peso y más peso, a esa “mochila” que muchos llevan en la espalda.

Tengo que tener en cuenta que cada fracaso, cada engaño y cada error tienen su coste emocional, tanto para mí, como para los demás.

Estoy segura de que si consigo saber lo que deseo en realidad, actúo con responsabilidad y si soy honesta conmigo misma y con los demás, podré evitar que otros sufran las consecuencias de mis impulsos y de mis pocos reflexivos  actos.

miércoles, 4 de mayo de 2011

¿SERÁ O NO SERÁ OTRA RANA?

Una vez pasado el primer examen y encontrado al posible candidato, que creo que es inteligente y con valía personal, empieza el verdadero trabajo de averiguar si realmente es la persona soñada. De momento intento mantener controlados los sentimientos por prudencia, no sea que empiece a disculpar defectos, y comienzo mi “tarea detectivesca” para ver quién es realmente la persona que tengo delante.

Parece fácil, pero no lo es. Como de lo que se trata es de agradar al otro suele suceder que “el candidato” se muestre bastante diferente a como es en realidad. No tiene porque ser una actitud fingida para engañarme (aunque podría serlo), sino que intenta disimular los defectos que cree que tiene y suele añadir virtudes de las que en realidad carece. Hay que ir leyendo “entre líneas” para ver quién puede ser en realidad, antes de que el corazón enloquezca, las hormonas se alteren y ya no pueda apreciar nada objetivamente.

En cada encuentro me mantengo expectante, analizando palabras, tonos de voz y valorando su lenguaje corporal. Investigo que hay en su pasado, aunque sin esfuerzo porque es lo primero que me explica...una y otra vez... y solo hay que leer entre líneas, analizar incoherencias y aclarar contradicciones. Me fijo en la relación que puede tener con su entorno familiar y social. Sus costumbres, aficiones, objetivos, ilusiones, etc. y me hago una idea, lo más real posible, de quien es, aunque he de reconocer que no siempre consigo este objetivo, a pesar de mis esfuerzos, a medio o largo plazo, pueden conseguir sorprenderme.

Sería tonto pensar que soy la única investigadora en estos encuentros. Me siento igual de observada, cuestionada y valorada, pero, la mayoría de las veces, tengo mis dudas en si soy o no también escuchada. A veces creo que la imagen que tienen de mí es la imagen que quieren tener y no la que soy en realidad. Es una sensación incómoda, pues estoy segura de que esa persona “idílica”, que crean a su medida, no tiene mucho que ver con la persona que soy y no importa en realidad si soy o no mejor que la “idílica”, lo importante es que, a corto, medio y, más lamentablemente, a largo plazo, puedan ver que no soy la “princesa encantada” que han creado en su imaginación.

Superado este punto, si no he logrado el objetivo fijado y se trata de un error que ya no soy capaz de ver, por que las emociones suelen impedirmelo, solo queda que el tiempo ponga las cosas en su lugar, me abra los ojos y comience de nuevo todo el proceso. Pero si me doy cuenta de que es un engaño o no puede haber posibilidad de un buen entendimiento, tendré que salir de este “lío” lo más rápidamente y menos dañada posible.

Si, por el contrario, la rana se vuelve príncipe, sería poco inteligente, por mi parte, que dejara pasar esta nueva oportunidad, que difícilmente volverá a presentarse en mi vida, por no atreverme a correr ningún riesgo.