lunes, 24 de octubre de 2011

LA CRISIS Y LOS RECORTES

Se me hace difícil escribir desde el punto de vista optimista habitual, dados los tiempos que corren.

Si ya era complicada mi vida en soledad ahora vivo y sufro los famosos “recortes” que lejos de ayudarme todavía me complican más la vida. Con menos calidad y atención sanitaria, tendré menos esperanza de vida, sin trabajo seguro peligra mi supervivencia y sin la debida formación tendré, sin dudas, menos oportunidades.

Así que, como la mayoría, vivo agobiada por los famosos "recortes" que, algunos dicen, nos,harán salir de esta crisis, aunque por más que me esfuerce solo veo que vamos de mal en peor y, en cambio,  echo de menos otras medidas más eficientes y menos dañinas para el conjunto de la sociedad.

Parece ser que el valor de lo necesario o innecesario, lo justo o injusto es diferente según a quién beneficia y no a cuantos beneficia.

¿Será que tengo las tijeras equivocadas? ¿Será que algunos utilizan las tijeras que más les convienen por razones inconfesables?

Me pregunto dónde estarán los recortes en aquellas cosas que no son imprescindibles para la supervivencia y el bienestar de todos.

Me angustia observar como algunos imponen soluciones a esta crisis destruyendo uno a uno todos los logros sociales que costaron tanto conseguir sin que, hasta este momento, nadie les haya podido poner freno.

Me hablan de soluciones que no puedo entender para que un juego llamado Bolsa, unos mercados que no puedo ver ni tocar, bancos en dificultades por jugar con el dinero de todos a “la Bolsa” y grandes fortunas que también juegan a lo mismo, dejen de estar en peligro y sigan creciendo. Para eso, no se les ocurre otra cosa que yo (y los que son como yo) pague para ayudarles con mi salud, educación y calidad de vida y todo esto sin que nadie me haya pedido mi opinión...

¿Quiénes son realmente los que deciden por mí? He llegado a comprobar, por lo que escucho a diario, que los que se creen con derecho a decidir sobre mi vida presente y futura, ni siquiera están en mi propio país, nadie en realidad los conoce y, estoy segura de que, siendo responsables de lo que está ocurriendo, no se aplican ningún recorte.

También compruebo que, con respecto a la información, prevalece lo que conviene contar a lo que en realidad pasa, por lo que pudiera pasar si se sabe, claro.

Me cuesta permanecer impasible sin mostrar mi descontento ante tanta poca eficiencia e incoherencia, pues estoy segura que el coste a pagar es y será muy alto, si no surgen nuevas fuerzas e ideas que releven al actual sistema, incapaz de encontrar soluciones efectivas en beneficio de la mayoría.

Tengo un destino incierto y muy pocos medios para hacerme oír pero no voy a dejar pasar ninguna oportunidad de hacerlo.