sábado, 2 de julio de 2016

MI SOL EN LA TOSCANA

Suelo tener cuidado con lo que deseo, por aquello de que los deseos puedan hacerse realidad, y no siempre lo hacen de la manera en que lo había imaginado.

Ayer no pude evitar volver a ver la película “Un sol en la Toscana”. Quizás se deba a mi “cierto espíritu aventurero” que cuando la vi por primera vez, deseé ser la protagonista de una experiencia similar y ahí está, frente a mí, mi propio “sol en la Toscana”.

Dirigir mi destino hasta ahora no ha sido nada fácil. Hay muchos factores y circunstancias que lo influyen y solo me queda la posibilidad de decidir el camino escoger, entre las escasas opciones que se me presentan. Los cambios acostumbran a llegar inesperadamente y me lanzan hacia nuevas situaciones lo quiera o no.

Si algo he aprendido a lo largo de los años es que todo llega en su momento y con su propio ritmo siendo yo la que tengo que adaptarme y estoy, de nuevo, ante uno de esos momentos en que tengo ante mí otro gran reto por delante.

Son muy pocas las certezas y muchas las incógnitas, tanto en mi vida cotidiana como en la laboral, que tendré que ir descubriendo en el que será mi nuevo hogar, en un entorno social muy diferente al que estoy acostumbrada, con nuevos vecinos y estoy segura que con nuevos amigos, que formarán parte de mi vida a partir de ahora.

En este momento me gustaría que el tiempo pasara un poco más rápido, de lo que lo está haciendo, para tomar de nuevo las riendas de mi nueva vida, pero no todo depende de mí.


Quizás este corto periodo de tiempo de espera sea necesario para dejar atrás miedos y lastres y pueda ver mi futuro con más ganas e ilusión. Lo cierto es que, cada día que pasa, el miedo, la incertidumbre y la tristeza por lo que voy dejando atrás, van dejando paso a la esperanza de que lo que me ha de suceder sea interesante y provechoso.

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