miércoles, 29 de junio de 2011

EL SINGLE QUE VIVE SOLO

No todos los singles viven en soledad pero, aún así, sus vidas cotidianas tienen diferencias con respecto a la de los que la comparten con una pareja.

Si no tengo responsabilidades con otras personas puede resultar más fácil la adaptación, pero el sentimiento de soledad y los miedos a no poder realizar lo que necesito por mi misma pueden dificultarla.

Es un camino lento en el que las necesidades de supervivencia son las primeras en las que tengo que prestar atención, seguidas de mi bienestar emocional. La ayuda de personas que están a mí alrededor me servirá de gran apoyo para ir aprendiendo a caminar en soledad, asumiendo aquellas tareas que hasta este momento no había tenido la necesidad de afrontar.

No por vivir en soledad, mi día a día es muy distinto de aquellos que comparten un mismo espacio y mis necesidades también son muy parecidas pero, a diferencia de cuando vivía en compañía, algunas de las tareas  tengo que realizarlas con la ayuda de familiares, amigos o de personas a las que tengo que contratar, por sentirme incapaz de realizarlas sola.

Me encuentro algunas veces ante situaciones en las que solo la paciencia y la espera de que una “buena alma” me socorra y pueda sacarme de ellas. El problema surge más frecuentemente de lo que yo desearía, cuando tengo que solucionar un problema que requiere a más de una persona para conseguirlo. Ante esta realidad me siento indefensa y por mucho que intento solucionarlos sola, sin solicitar la ayuda de los demás, no lo consigo.

Mucho más fácil resulta el día a día cuando es compartido, aunque antes no me daba cuenta de ello. Las tareas de la casa, gestiones en la calle, atender a la familia, trabajar, tener vida social y un etc. de imprevistos que atender que, al no poderlos compartir se convierten en una pesada carga para una sola persona, si no me organizo bien y cuento con personas cercanas que puedan echarme una mano cuando lo necesito.

Y después estar el adaptarme a cuidar de una sola persona, que soy yo misma. Todo cambia y hay que aprender a cocinar para uno, a organizar la colada para conseguir llenar al máximo la lavadora, a comprar lo justo para que no se estropee la comida en la nevera, etc. Es decir tengo que adquirir nuevas costumbres más acordes a la realidad en la que vivo.

Al principio me costó un poco.Seguía con mis costumbres anteriores, como era la de llenar la nevera para que no faltara de nada, hasta que me di cuenta de que mis necesidades habían “encogido” en volumen.

Cocinar para mí sola se me hacía difícil hasta que me descubrí que el congelador era mi mejor aliado, si no quería caer en el error de comer cualquier cosa y acabar enferma.

Poco a poco he conseguido adaptar todas las tareas a mis necesidades actuales y, después de algún tiempo, mucha paciencia y de bastante organización creo haber conseguido mi objetivo.

Cuando se vive en soledad hay que estar en todo, por todo y en todas partes…

lunes, 27 de junio de 2011

LA VIDA COTIDIANA DEL SINGLE

Vivir en soledad implica ser autosuficiente en muchos aspectos y supone un período de cambio y de adaptación muy importante a la nueva situación en la que vivo.

El día a día de un single no es muy diferente al de la mayoría de las personas que viven en pareja, y es el no compartir tareas, obligaciones y responsabilidades, lo que en realidad diferencia a unos de otros.

En algunos casos, el hecho de vivir en compañía no significa que el trabajo y la responsabilidad se repartan por igual.

Hay que tener en cuenta de que no siempre es debido a que uno de los dos no asuma la parte de tareas y responsabilidades cotidianas que les corresponda sino que, en algunas ocasiones, puede que uno adquiera, por voluntad propia, más responsabilidades de las que debiera, impidiendo al otro asumir las suyas propias.

En otras ocasiones, la cultura y la educación recibida, diferenciando según el sexo, son las responsables del desequilibrio en el reparto de tareas, obligaciones y responsabilidades cotidianas.

Esta herencia cultural es en parte responsable de que no recibiera la formación adecuada para afrontar,  en su totalidad, la vida que tengo por delante. Cuando me enfrento a mi vida en soledad me doy cuenta de que he de asumir roles que hasta este momento no les había dedicado la suficiente atención y que ahora no puedo eludir.

Debo aprender a ser autosuficiente y a tomar decisiones, administrar mi economía y mi tiempo, cuidar de mi salud, satisfacer mis necesidades básicas a través de conseguir una fuente de ingresos, cuidar de mi hogar, incluido el abastecimiento y mantenimiento del mismo, y todo ello sin dejar de lado a mi familia, amigos o a aquellas personas que dependan de mí…

miércoles, 22 de junio de 2011

DESCUBRIMIENTO Y CRECIMIENTO PERSONAL

Cuando miro hacia el pasado buscando las respuestas que me han llevado a mi situación actual, tiendo a buscar más el porqué de mis errores que a valorar mis aciertos. La necesidad de buscar el culpable de la ruptura no me excluye de esta búsqueda y el sentimiento de culpabilidad aflora dejando paso a un millar de dudas sobre mi carácter, personalidad y mis maneras de comportarme.

No estar satisfecha conmigo misma puede dar origen a la necesidad de conseguir cambiar  mi comportamiento, utilizando los medios que la sociedad dispone para ello. Me refiero no solo a buscar ayudas de profesionales, cuyo trabajo consistirá en que encuentre mis propias respuestas y soluciones con su guía y soporte, sino a conferencias, charlas, lecturas, descubrimiento de otras culturas, religiones y diferentes disciplinas, entre las muchas ofertas dirigidas hacia el descubrimiento y crecimiento personal.

Estoy convencida de que la vida me ha ido cambiando al pasar los años, pero no estoy tan segura de que todos los esfuerzos que debo realizar para cambiar lo que no me gusta de mi, den los resultados que deseo o que estos permanezcan en el tiempo.

Si han hecho falta muchos años de educación, de experiencias vividas, de errores y de aciertos para que sea hoy como soy, ¿cómo puedo pretender que en un corto espacio de tiempo consiga ser una persona distinta?

No quiero, ni debo, perder mi propia personalidad, ni mi carácter, que difícilmente podré transformarlos a mi antojo, aunque si puedo cambiar mis pautas de comportamiento.

Pienso que ambas cosas son distintas, aunque a veces se confundan. Es frecuente oír decir que se tiene buen o mal carácter cuando en realidad lo que se está valorando es el comportamiento ante determinados estímulos o situaciones.

No debo olvidar que he de conseguir entender mis reacciones ante los estímulos externos, sin olvidar el contexto en el que se producen, para que mi apreciación sea lo más objetiva posible y no para encontrar una justificación a acciones y reacciones poco acertadas, sino para colocar cada cosa en su lugar y no caer en errores que podrían perjudicar mi ya dañada autoestima.

Considero que llegar a conocerme a mí misma, con mis defectos y virtudes, me ayudará a dirigir el resto de mi vida de forma distinta a como lo hice en el pasado y todo aquello que me facilite aclarar mis dudas y a recuperar mi propia autoestima será bien recibido.

lunes, 20 de junio de 2011

LA MAGIA Y LOS SINGLES

Querer saber lo que va a suceder en el futuro, unas veces para poder cambiarlo y otras veces para tranquilizar los miedos, ha dado lugar a que, en mi sociedad, encuentre una gran variedad de ofertas esotéricas que me aseguran el poder conocer qué es lo que me va a suceder a corto o a largo plazo.

He podido comprobar que muchas de estas ofertas están dirigidas a mi colectivo, siendo habitualmente incluidas como parte de los atractivos de ocio que se ofrecen a los singles. Las encuentro en cenas, espectáculos, televisión, ferias, fiestas, cruceros...

La soledad y el miedo al nuevo y desconocido camino que se ha iniciado, hace que crezca el interés por todo aquello que pueda dar alguna respuesta y la búsqueda del amor o el encuentro de una nueva pareja, es otro de los motivos por los que todos aquellos que se dedican a la adivinación, orientan sus actividades hacia este colectivo a través de las lecturas de manos, interpretación de los astros, predicción con cartas y un sinfín de maneras diferentes pertenecientes a antiguas culturas.

Cuando me encuentro ante una de estas sesiones mágicas siempre me pregunto si en realidad me conviene saber lo que me va a suceder. Si me gusta lo que me dicen me sentiré mejor pero siempre me quedará la duda de si la predicción es acertada y si no me gusta me sentiré mal y crecerán mis miedos, a pesar de que tenga la misma duda. Así que, sea como sea, estoy segura de que va a afectar a mi estado emocional.

Una cosa lleva a la otra y si mi futuro no es de mi agrado tendré que buscar la manera de cambiarlo así que, además de predecirlo, también se me ofrece manipularlo a través de la magia con sus rituales, pócimas, velas y amuletos.

Tengo que tener en cuenta que las predicciones pueden influir en mí al tomar determinadas decisiones, siendo al final solo yo la responsable de los resultados posteriores, de la misma manera que personas cercanas a mí, con sus consejos y opiniones, pueden hacerlo.

La prudencia en creer en la veracidad de lo que me dicen que me ha de suceder o de lo que van a hacer los que me rodean, me ayudará a no cometer errores importantes de los que con el tiempo pueda arrepentirme.

Lo que más me extraña del mundo de la magia es la cantidad de personas que se dedican profesionalmente a la predicción y a la brujería. Siempre he creído en la posibilidad de que podía haber personas que tuvieran algún “don”, pero nunca pensé que fueran tantas las personas capaces de ver más allá del presente y poder cambiarlo.

¿Cuánto de verdad hay en este mundo mágico y cuánto de farsa y comercio?

Lo cierto es que, farsa o no, muchos son los que en un momento u otro de la vida nos sentimos atraídos por lo mágico.

sábado, 18 de junio de 2011

"COMO MOSCAS A LA MIEL"

Hoy tengo, de nuevo, una “cita a ciegas”. Mientras escribía sobre este tema, he vuelto a conectarme a una de estas páginas en las que se busca pareja, más para refrescar la memoria que para encontrar a un candidato. Después de algún tiempo compruebo que las cosas no han cambiado mucho y que son muchas las fotos de caras conocidas que siguen apareciendo delante de mí.

Como "moscas a la miel" van entrando de nuevo visitantes a mi perfil y solo algunos se atreven a llamarme al Chat. Muchos de ellos son jóvenes buscando oportunidades con mujeres maduras, otros con las prisas de siempre por conocerme y con intenciones que en nada coinciden con las mías y, entre todos ellos, alguien que parece diferente y que, después de varias conversaciones, he querido conocer.

Pero esta persona me tiene un poco desconcertada, pues no encaja en ningún grupo de los ya conocidos. Se ha acercado a mí de una forma tan natural que me resulta extraña. Ha conseguido  que recuerde mi juventud, cuando todavía había cierta inocencia, cuando aquel amigo con el tiempo, sin prisa ni condiciones, pasaba a ser novio.

Después de años de chateo, e-mail y citas a ciegas puedo asegurar que no es nada frecuente encontrar esta manera de iniciar un contacto. Normalmente suelo ponerme “en guardia” pues me siento presionada, valorada, medida y enjuiciada, pero en este caso no ha sido así en ningún momento por lo que he bajado todas mis barreras protectoras y he decidido dar el siguiente paso.

Y allí estoy de nuevo buscando en el armario la ropa adecuada para otro nuevo encuentro y preguntándome que será lo que me va a decepcionar en esta nueva ocasión.

Llego al lugar de la cita y me encuentro que soy la primera al llegar. No me gusta la idea de esperar pero por otro lado me permite observar a todo el que va llegando y así me facilita su identificación.Pero no tarda mucho en llegar el momento de despejar dudas.

Con la primera impresión ya tengo desmontaba alguna de mis teorías y con ella mi primera posible decepción. Para mi sorpresa la foto que había en la página era peor que la realidad, algo nada frecuente, teniendo además en cuenta que, en la foto, aparecía una persona con buena apariencia.

La conversación durante la cita ha sido amena, relajada y variada. Ninguna intención para impresionarme con hazañas personales, ninguna referencia a relaciones pasadas ni a frustraciones y ninguna crítica o exigencia. Resumiendo, una bonita tarde en la que no me he sentido en ningún momento incómoda.

Tanta “normalidad” y ningún engaño me resulta tan nuevo que todavía no me lo acabo de creer y es ahora que pienso ¿Dónde estará la trampa? o ¿Es que todavía puedo tener la esperanza de encontrar al hombre que busco?

A estas preguntas solo el tiempo podrá responderme…

miércoles, 15 de junio de 2011

LA CITA A CIEGAS

Son muchas las conversaciones que no llevan a ninguna parte y muy pocas las que tienen alguna posibilidad de avanzar, pero es absurdo prolongar durante mucho tiempo esta situación, si lo que se pretende es encontrar pareja, así que, llegado el momento en el que consigo tener una ligera idea de quién puede ser el valeroso pretendiente cibernético, si este va siendo de mi agrado y el otro también lo desea, tendré que salir del ciberespacio y conocer en “vivo y en directo” a quien ha alimentado durante cierto tiempo mi fantasía.

Con el tiempo he llegado a comprobar que no suelen ser muy sinceros, por aquello de que la verdad no conquista, pero la realidad es implacable y más temprano que tarde voy descubriendo quienes son en realidad.

Con valor y con mucha prudencia, acepto el primer encuentro con el desconocido con el que he mantenido algunas conversaciones previas.

El día de la esperada “cita a ciegas” tengo que hacer un esfuerzo para descubrir, de entre la gente, a aquel que se parece a la foto que se me ha mostrado. Parece una tarea sencilla pero hay que tener en cuenta de que muchas de estas fotos son de tiempo atrás, así que es una difícil labor de reconocimiento.

Me acerco con prudencia al lugar de la cita y, cuando descubro en la distancia quien es, ya empiezo a comprobar que lo que se me ha hecho creer deja paso a la cruda realidad.

Pero sigo adelante, por aquello de que no hay que salir corriendo antes de dar alguna oportunidad. Y allí estoy yo, delante de un desconocido que ya me ha empezado a decepcionar y que, en la mayoría de las veces, no para de hablar de sí mismo.

No entiendo porqué algunos en la primera cita, en vez de querer conocerme, solo hablan de sus relaciones pasadas, cuando a mí lo que más me interesa es como es la persona que tengo delante y no sus aventuras amorosas con otras mujeres.

Y mucho menos entiendo a aquellos que utilizan la cita a ciegas para explicar sus penas, pues para eso hay profesionales que cobran para escucharles... ¿será por eso?

Prefiero no recordar las situaciones en las que, al no escoger bien con quien tengo la cita, me encuentro con algún personaje poco recomendable o con intenciones contrarias a las mías. En estos casos encontrar una buena escusa y salir corriendo es mi máxima prioridad. 

He de reconocer que no siempre la "cita" acaba en desastre. Muy de vez en cuando, encuentro a personas con las que, aunque no sean la pareja que estoy buscando, si que he podido establecer con ellas lazos de amistad que han perdurado en el tiempo.

Son muy pocos los que a través de este medio ponen realmente interés en encontrar a la persona con la que puedan establecer una relación de pareja. La falta de sinceridad en la descripción y en las intenciones hace que sea muy difícil conseguir lo que este medio pretende ofrecer.

lunes, 13 de junio de 2011

¿QUIEN VISITA MI PERFIL?

Poco interés tienen algunos en saber con quién hablan, al solo quedarse con la información que da la foto escogida. Mi perfil es visitado por diferentes estilos de “pretendientes” que utilizan técnicas de conquista muy variadas.

Los hay que tienen mucha prisa y pasan de los preliminares, para ir directamente “al grano”, pretendiendo que les de de inmediato mi correo privado o el nº del móvil.

Si me niego, la conversación no excede de unos pocos minutos porque, ¿para qué perder el tiempo con alguien que no es tan “liberal” como, según ellos, se ha de ser?

En estos casos puede que ni se entretengan a saludar y al no ceder a sus voluntades pueden incluso intentar hacerme sentir mal, tratándome de antigua o de traumatizada por experiencias pasadas.

Este comportamiento, según mi propia experiencia, lo tienen tanto algunos separados, divorciados y viudos como los solteros y casados, que los hay y muchos, que utilizan estos medios para “ligar” sin ninguna intención de formar pareja y con todas las intenciones de tener relaciones esporádicas variadas, sin posibilidad de compromiso alguno.

También los hay muy lentos en avanzar para conocerme personalmente. La mayoría  buscan conversación más que relación, por motivos diversos, evitando el encuentro físico y volcando todos sus problemas en la conversación.

En este grupo también se pueden encontrar todos los estados civiles conocidos. Como mucho, y solo en algunos casos, puedo establecer una relación de amistad entre internautas, sin mucho futuro, que rara vez se trasladará a mi vida cotidiana y solo en el caso de que la conversación no sea un monólogo en el que a mí me toque solo escuchar.

Los hay de lugares lejanos. Personas que difícilmente podré conocer dado que su lugar de residencia se sitúa lejos de la mía, ya sea en el territorio nacional como en el extranjero.

¿Qué buscan los que conectan desde la lejanía? Es una buena pregunta que tiene muchas respuestas, pero si me pregunto qué es lo que no buscan, la respuesta es mucho más fácil…comprometerse...La distancia da seguridad y refugio a muchos.

Los hay de lugares próximos, lo que facilita que el primer encuentro sea a corto plazo y que aumente la posibilidad de que pueda haber posteriormente, y si todo va como tiene que ir, el inicio de una relación.

Los hay correctos, serios, graciosos, sinceros, mentirosos, educados y no tan educados, cultos e incultos, solteros, casados, viudos,....pero con el tiempo he descubierto que todos tienen en común, el ser muy exigentes con respecto a mí.

Según mis conquistadores, lo más importante que debo ser es guapa y con un cuerpo con aquellos atributos que cada uno desea y con el tamaño adecuado. Además tengo que ser cariñosa, con buen carácter, femenina, sumisa (aunque ninguno se atreva a decir lo de sumisa abiertamente) y lo que me resulta más curioso es que, además, debo de ser una mujer interesante.

Todo lo anterior dicho me resulta fácil de entender. El deseo de muchos hombres es tener una “geisha” al lado, pero siempre que me dicen lo de “mujer interesante” sonrío, porque no sé muy bien a que se están refiriendo exactamente.

Muchas exigencias pero poco que ofrecer es lo que, por mi experiencia, suelo encontrar.

Pero hoy me ha visitado alguien diferente...será por aquello de que ante la norma siempre hay excepciones...con la que he tenido una buena y agradable conversación, en la que lo más importante ha sido empezar a conocerse con normalidad, sin prisas, sin lentitud, sin preguntas sobre mi físico, educado y sin monólogos aburridos, que me ha sorprendido por ser una manera poco frecuente de conectar en este medio y que puede conducirme desde a una buena amistad, hasta encontrar a mi “príncipe azul” de entre tantas y tantas ranas.

jueves, 9 de junio de 2011

COMO SE LIGA EN LA RED

Con el tiempo, mi perfil recibe las suficientes visitas para que algún que otro pretendiente se decida a dar un paso más y se atreva contactar conmigo para conocerme. Ya sea a través de enviarme curiosos e-mail como Chateando en la página en cuestión.

El inicio de la conversación por Chat suele ser bastante “estándar”. El saludo con el familiar “Hola guapa” suele ser lo más habitual aunque me niego a contestarlo, pues me parece que, para empezar a hablar con una persona a la que no se conoce, el saludo tendría que ser algo más formal y respetuoso pues ya no somos adolescentes y nadie sabe a quién tiene al otro lado del Chat.

En una ocasión no pude resistirme a la tentación de contestar con un “Hola hermoso”, tal como una buena amiga solía dirigirse a toda persona del género masculino, lo que puedo asegurar, desconcertó un poco a mi interlocutor.

Así que, para mí, es importante empezar bien, con respeto y con algo de originalidad para poder avanzar en tan abrupto terreno.

Una vez pasado el primer obstáculo viene la fluidez al escribir y la rapidez de respuesta. Una conversación chateada lenta es un aburrimiento y solo tiene dos explicaciones: Que el teclado le es un medio hostil o que está chateando con varias mujeres a la vez, cosa bastante frecuente.

Al “plurichateador” se le pilla con facilidad porque suele despistarse y escribir frases que al parecer son incoherentes, pero que en realidad estaban destinadas a otra de las conversaciones participantes.

Depende de cómo fluya la conversación e intentando leer entre líneas para ver qué hay de verdad en todo lo que allí se dice, me animaré o no, a dar los pasos sucesivos que me conducirán hacia el primer encuentro.

Algunos pretendientes eligen enviarme un e-mail para conectar conmigo por primera vez. Recibo correos de todo tipo, desde los que solo escriben el “Hola guapa” de rigor, hasta los que adjuntan largos monólogos o versos que curiosamente vuelvo a recibir, pasado algún tiempo, sin que hayan variado ni una sola coma.

Algunos escritos son incoherentes, otros solo envían un e-mail privado o un número de móvil, sin texto adjunto ni saludo, otros que me piden que les de mi teléfono o mi e-mail privado y solo unos pocos son correos correctos y personalizados con la intención de conocer quién está detrás del perfil y la foto que presento.

Me pregunto dónde está el hombre galante y buen conquistador de antaño, que avanzaba hacia la bella dama con prudencia, valorando cada paso para conseguir la tan ansiada conquista...

¿Será que el romanticismo, la buena educación y el respeto ya no están de moda? Los tiempos han cambiado y tengo que ser mucho más prudente para evitarme más de un disgusto.

Personalmente prefiero mantener una conversación a través del Chat, porque suele proporcionarme mayor información que el escrito por e-mail, pero cualquiera de las dos opciones son un buen punto de partida a tener en cuenta.  

miércoles, 8 de junio de 2011

ENCUENTROS EN LA RED

Para anunciarme en una página de encuentros, por aquello de tener alguna posibilidad más de encontrar al hombre de mis sueños, entre tantos que se anuncian en ella, tendré que cumplimentar una ficha que mostrará mi perfil a los curiosos que quieran visitarlo, exhibiendo detalles de quién soy y de lo que deseo encontrar.

Al empezar a rellenar las casillas, tengo la sensación de que voy a estar en un escaparate expuesta como un objeto a subasta para ser observada, valorada, medida y criticada, por un gran número de desconocidos, perdiendo, más o menos, mi intimidad personal.

Mi nombre he de cambiarlo por un “alias” así que también empiezo  a perder parte de mi identidad y tendré que decidir entre mostrar mi imagen o permanecer en el anonimato físico, con el convencimiento de que si no expongo una foto lo suficientemente atractiva, mi perfil será muy poco visitado.

Intentando proteger al máximo mi intimidad personal al responder al cuestionario y adjuntando una foto que me parece la más adecuada para conseguir mi propósito, decido vivir esta nueva experiencia.

Muchos son los ojos que miran mi perfil, pues no todos muestran sus rostros, atraídos por una foto que alimenta su imaginación, pero que poco dice de mi persona.

Algunos conectan conmigo a través del correo o utilizando el Chat y puedo comprobar que, la mayoría, no son muy sinceros tanto al describirse como en las intenciones que muestran.

Mentir sobre la edad, el peso y la talla es algo muy habitual. La foto suele ser poco reciente y el contenido del perfil no siempre se ajusta a la realidad por lo que la información que puedo obtener de mis “pretendientes” es muy poca.

Empiezo a dudar de que, a través de este sistema, consiga encontrar a mi “príncipe azul” de entre tantas ranas.
Continuará...

martes, 7 de junio de 2011

EL AMOR EN LA RED

Una lugar para, según dicen, encontrar el amor de mis sueños pero que, en realidad,  puedo encontrar cualquier otra cosa. Desde el mayor de los engaños hasta, con muchísima suerte, ese amor que deseo, porque en la Red también una se puede enamorar, aunque muchos no lo crean, lo que no estoy tan segura es de que, mi enamoramiento virtual, se convierta en real al tener la tan ansiada “cita a ciegas”.

En la Red todo va muy rápido….Te escribes, te conoces, te despides y vuelta a empezar... y la honestidad, al dejar claro lo que se quiere en realidad, no suele ser una práctica muy habitual entre muchos de los que la utilizan. Quizás porque en un buen número de casos no se tiene muy claro lo que se quiere o quizás porque lo que se desea con la imaginación, no se desea en la realidad cotidiana.

Puede que esto último parezca una contradicción pero es frecuente ver que, al creer encontrar a la persona soñada y dejar esta de ser un sueño para ser una realidad, algunos descubren que no están dispuestos a asumir los “inconvenientes” que una relación “seria” conlleva.

El miedo al compromiso es una “pandemia” que dificulta la creación de nuevas parejas y me cuesta entender que una página en la que se anuncia la posibilidad de aparejarse sea utilizada por personas que son incapaces de volver a tener una relación de pareja, pero la realidad es lo que es y hay que saber navegar bien por estas aguas, para intentar no resultar dañada.

La ilusión por encontrarle me hace perder la prudencia y las prisas pueden llevarme a errores que acaben dañando mi estado emocional, por lo que es necesario que seleccione bien entre las personas que muestren algún interés en conocerme o entre las que, como yo, se anuncien como “disponibles”...

lunes, 6 de junio de 2011

BUSCANDO POR LA RED

Diferentes son los medios de que dispongo, para obtener la información sobre un gran número de interesantes ofertas de todo tipo y, entre ellas, las de actividades de ocio. Desde el boca a boca hasta las nuevas tecnologías encontraré fuentes inagotables de información, para que el vivir en soledad sea posible y poder ocupar mi tiempo libre de la mejor manera posible.

El medio en el que escribo es el más importante con que cuento para encontrar con rapidez casi todo aquello que necesito, aunque la experiencia personal de las personas que conozco, me facilita la selección entre tanta atractiva propaganda.
El colectivo al que pertenezco “los singles” tiene a su disposición un gran número de páginas en las que se ofrece, sobre todo, aquellas actividades de ocio que la sociedad cree que nos son necesarias.
Entre todas ellas encuentro las páginas en las que se me ofrece encontrar a nuevos amigos y a “la persona de mis sueños”. Es decir, páginas para singles para dejar de ser singles pero que, en realidad, lo que encuentro no suele ser lo que en principio me ofrecen. En ellas hay intenciones muy diversas y muchas “ranas” pero el príncipe azul soñado todavía no lo he encontrado.
A pesar de que ya me lo advirtieron, un buen o mal día, me inscribí en una de ellas sin mucho convencimiento, pero con mucha curiosidad. Naturalmente, al ser mujer heterosexual, solo me visita el género masculino, por lo que el comportamiento e intenciones del género femenino en estos casos me es desconocido.
Mi sorpresa fue ver la gran cantidad de visitas de curiosos que recibí los primeros días. Posteriormente descubrí que eran asiduos, al interesarse por “la nueva” foto que aparecía en algún lugar de la lista de nuevas incorporaciones. Con el tiempo he comprobado que las caras o los mensajes se repiten una y otra vez, convenciéndome de que se trata más de una rutina que de un interés personal por alguien en concreto.
Son muy pocos los que utilizan este medio para buscar una nueva relación de pareja y son muchos los que la utilizan para obtener sexo fácil o, simplemente para que les escuchen.
Una de las cosas que me sorprende y me divierte es la resistencia de muchos a mostrar su foto. He oído un montón de excusas que rara vez he podido creerme y puedo asegurar de que en un gran número de ocasiones tanto la foto como lo que expresan en el cuestionario que hay que rellenar cuando te “apuntas” a estas páginas, no suele tener mucho que ver con la realidad.
Es un medio en que la foto suele ser de mucho tiempo atrás, si es que hay foto o es de la persona con la que crees que estás hablando, la edad y el peso no suele estar actualizado por lo que, cuando descubro la realidad, más de una vez me gustaría salir corriendo, si no es que mi buena educación me lo impide y me obliga a aguantar estoicamente mi primera y única “cita a ciegas” con la persona que, con malas artes, ha pretendido engañarme.

jueves, 2 de junio de 2011

HOY SOLO HE SIDO YO

De vez en cuando me gusta disfrutar de un día en soledad. Uno de esos días en que me gusta ir a mi aire sin tener que pactar con nadie a donde ir ni que hacer. A algunos puede que les resulte extraño que pueda pasarlo bien sin compartir con otros las vivencias del día, pero yo lo voy logrando, así que voy a explicar una de mis experiencias en este sentido:

Hoy solo he sido yo. Una persona más, sin clasificación ni etiqueta y solo me ha hecho falta mirar con atención lo que pasaba a mi alrededor, para darme cuenta de lo acompañada que estoy, aunque en apariencia vaya sola.

Es muy cierto que no comparto estos momentos con alguien pegado a mí, pero no por eso dejo de disfrutar lo que la vida me ofrece. Es algo distinto, pero no menos bueno, si sé apreciarlo.

He disfrutado de una de mis actividades favoritas: el baile. Bailar en la ciudad, con desconocidos, en una fiesta popular, al unísono, sin que no exista ninguna otra condición para ser aceptada que compartir estos momentos, me hace sentir muy bien. No importa si eres adulto o niño, hombre o mujer, tengas más o menos gracia y mucho menos tu estado civil. Todos caben. Lo único que de verdad interesa es la persona tal cual es.

Después un buen paseo por mi querida ciudad y sus Ramblas, con ese ir y venir, mezclada entre la multitud, sintiendo las miradas, disfrutando del sol, del aroma a flores y de tanta vida. He sido una de tantas personas que comparten con extraños lo que la ciudad ofrece y me he dado cuenta de que también necesito a los “extraños”. También ellos tienen un valor en mi vida. Estar sola no es sentirse sola si en vez de mirar hacia mi misma miro hacia mi exterior y disfruto con ello.

Una buena comida al aire libre, relajada, sin prisas, disfrutando de cada momento como si fuera único, acompañada con los que como yo estaban sentados en sus mesas, unos en silencio y otros en tertulia de café, pero todos en un mismo lugar, ante una buena mesa. Mirar a los niños correteando y llenando de bullicio los silencios, jóvenes mostrando sus afectos sin vergüenza alguna, mayores paseando…es vivir momentos relajados de los que también yo formo parte.

Y al atardecer al cine para ver aquella película que tenía pendiente de ver, por no coincidir en gustos con mis amigos, comiendo la tradicional bolsa de palomitas, en mi caso dulces, que solo las como en el cine.

Para terminar hay que volver a casa. Despues de este largo día, con cierto cansancio pero llena de satisfacción, regreso a mi acogedora casa y, agradeciendo su silencio, vuelvo a mi rutina habiendo pasado un gratificante y placentero día en, la mal llamada, soledad.

miércoles, 1 de junio de 2011

SALIDAS URBANAS SINGLES

Si decido quedarme en mi ciudad y aprovechar la ocasión que me brindan las salidas “singles” tendré que recordar lo que posiblemente sucederá:

Primero tendré que llegar al punto de encuentro a la hora prevista, cosa difícil para algunos de los que serán mis compañeros de salida, y allí estar un buen rato esperando al “rezagado/a” o al que a última hora ha decidido no asistir a la actividad y se ha olvidado avisar a los demás.

Una vez han llegado todos, o bien el grupo ha perdido la paciencia de esperar al que no llega, se iniciará el recorrido al ritmo que establezca el grupo, pues los hay que tienen prisa por llegar a todas partes y los hay lentos, así que tendré que adaptarme.

Después aceptaré de buen grado ir a donde el grupo decide ir y no por donde me apetece a mí, sin tener en cuenta a los demás. Estoy convencida de que no tiene ningún sentido participar en estas salidas si lo que en realidad quiero es ir a mi “aire”.

Llegado a cada punto de destino, seguro que me dejaré llevar por el atractivo del mismo para luego disfrutar, comentando con los demás, la experiencia vivida.

No siempre tengo esta oportunidad pues al dar por acabada la actividad la mayoría regresa a sus vidas cotidianas y son muy pocos los que aprovechan estas ocasiones para entablar amistad con los que han participado de este día de ocio juntos.

En estos casos, no entiendo muy bien porque algunos eligen las actividades “singles”. Siempre he creído que el objetivo principal de escoger estos grupos es el de relacionarme con nuevas gentes y la actividad en sí es algo secundario.

Al intentar encontrar la respuesta se me ocurre pensar que quizás para algunos su principal objetivo sea distinto al mío, aunque no me atrevo a definirlo, porque pueden ser muy variados. Sea cual fuere, estoy convencida de que se pueden encontrar otras maneras de conseguir estos objetivos, distintas a escoger una salida en un grupo single.