lunes, 13 de febrero de 2012

El PODER DEL MIEDO

La historia me dice que el que domina el poder del miedo domina el mundo. Gobernantes, religiones y todos los que en mayor o menor medida han tenido y tienen poder, utilizan a su conveniencia el miedo de los demás para someterlos a su voluntad.

Suelo escuchar, como para justificar las medidas de austeridad que me afectan, que puede ser terrible y un verdadero “caos”: La caída de los Bancos, la separación de la UE, el endeudamiento, la salida del euro, la caída de la bolsa, el no contentar a los mercados…Y no dudo de que pueda ser así, si no está previsto con la suficiente antelación y nos coge sin los deberes hechos.

Estoy segura de que las cosas serán muy complicadas pero, si miro un poco la historia, decenas de países han suspendido pagos centenares de veces y el mundo sigue en pie.

En realidad, lo que me gustaría saber es quien o quienes serían los verdaderos perjudicados si esto sucediera. ¿Podrían ser las grandes economías, los bancos, “los mercados”, los políticos…o solo me afectaría a mí?, pues parece que dependa de mi propia ruina el que se sostenga lo insostenible.

Pero las cosas son diferentes según el que las ve o el que las padece. El no poder cubrir mis necesidades básicas sí que me aterra de verdad, porque mi mundo ya se está viniendo abajo para salvar a ese otro mundo de privilegiados.

Me da más miedo: El perder el poco trabajo que tengo en la actualidad y mis derechos como trabajadora, el que me suban el trasporte público sin causa que lo justifique, el que los alimentos básicos sigan subiendo y subiendo, el que el sistema sanitario público y la enseñanza se deteriore, el que la pequeña y mediana empresa no tenga futuro, el que para vivir bajo un techo tenga que escoger entre pagar una antigua hipoteca, que sin trabajo no puedo pagar, o una de alquiler, que sin trabajo tampoco puedo pagar que, entre otras muchas cosas, es lo que ya estoy padeciendo gracias a las medidas aplicadas.

Lo cierto es que como mujer divorciada, madura, que ha de ser autosuficiente por vivir en soledad y a la que tanto recorte la ha dejado en una situación tan inestable, precaria y sin un futuro claro por delante, pues cada vez me lo ponen más difícil, no puedo sentir miedo por el “supuesto” coste de que mi país salga de la UE.

¿Miedo a la Recesión? Pero si yo ya estoy desde hace tiempo en plena recesión ¿Es que todos esos recortes no han supuesto una recesión a mi pobre economía y a la de muchos? ¿Es que todos los retrocesos en avances sociales que se están produciendo no son una marcha atrás de nuestra sociedad? ¿Es que la democracia es tal cuando se están expulsando a parlamentarios, democráticamente elegidos, por no estar de acuerdo con las medidas que el gobierno quiere aplicar como ha pasado en Grecia en estos días?

Yo no soy economista pero tengo algo de sentido común y no entiendo que la solución a esta crisis sea mantener un sistema que no funciona, a costa de lo que sea, y que está llevando a la ruina económica a varios países y entre ellos el mío.

No creo que tenga sentido que un país se quede en de la zona euro por miedo de lo que pueda suceder, si su población ya está condenada a la precariedad. Porque, no puedo creer que la solución esté en que solo unos pocos puedan tener una vida de lujo mientras el resto luchan por sobrevivir y, al paso que vamos con tanto recorte y tijera y sin tomar otras medidas para mejorar las cosas, al final no va a quedar mucho para empezar de nuevo.

En mi vida, si algo no funciona es mucho mejor buscar alternativas al problema que  hacer acciones con alto coste para seguir manteniéndolo, pues todo tiene un límite. Supongo que el cambio en las reglas del juego económico es algo que crea resistencia y miedo a los que hasta ahora les había ido bien, y la esperanza de que todo se arregle con los mismos métodos de otras épocas, hacen que se actúe con medidas agresivas contra la población de los países más débiles.

Si me preguntaran hoy si prefiero pagar la deuda a Europa, con lo que ello supone, o quedarme con el dinero y empezar de nuevo con profundos cambios, no dudaría en escoger lo último.

Estoy convencida de que si pago las deudas de otros a costa de mi supervivencia voy a ser una ciudadana ejemplar pero la indigente más estúpida.

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