miércoles, 1 de junio de 2011

SALIDAS URBANAS SINGLES

Si decido quedarme en mi ciudad y aprovechar la ocasión que me brindan las salidas “singles” tendré que recordar lo que posiblemente sucederá:

Primero tendré que llegar al punto de encuentro a la hora prevista, cosa difícil para algunos de los que serán mis compañeros de salida, y allí estar un buen rato esperando al “rezagado/a” o al que a última hora ha decidido no asistir a la actividad y se ha olvidado avisar a los demás.

Una vez han llegado todos, o bien el grupo ha perdido la paciencia de esperar al que no llega, se iniciará el recorrido al ritmo que establezca el grupo, pues los hay que tienen prisa por llegar a todas partes y los hay lentos, así que tendré que adaptarme.

Después aceptaré de buen grado ir a donde el grupo decide ir y no por donde me apetece a mí, sin tener en cuenta a los demás. Estoy convencida de que no tiene ningún sentido participar en estas salidas si lo que en realidad quiero es ir a mi “aire”.

Llegado a cada punto de destino, seguro que me dejaré llevar por el atractivo del mismo para luego disfrutar, comentando con los demás, la experiencia vivida.

No siempre tengo esta oportunidad pues al dar por acabada la actividad la mayoría regresa a sus vidas cotidianas y son muy pocos los que aprovechan estas ocasiones para entablar amistad con los que han participado de este día de ocio juntos.

En estos casos, no entiendo muy bien porque algunos eligen las actividades “singles”. Siempre he creído que el objetivo principal de escoger estos grupos es el de relacionarme con nuevas gentes y la actividad en sí es algo secundario.

Al intentar encontrar la respuesta se me ocurre pensar que quizás para algunos su principal objetivo sea distinto al mío, aunque no me atrevo a definirlo, porque pueden ser muy variados. Sea cual fuere, estoy convencida de que se pueden encontrar otras maneras de conseguir estos objetivos, distintas a escoger una salida en un grupo single.  

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