miércoles, 22 de junio de 2011

DESCUBRIMIENTO Y CRECIMIENTO PERSONAL

Cuando miro hacia el pasado buscando las respuestas que me han llevado a mi situación actual, tiendo a buscar más el porqué de mis errores que a valorar mis aciertos. La necesidad de buscar el culpable de la ruptura no me excluye de esta búsqueda y el sentimiento de culpabilidad aflora dejando paso a un millar de dudas sobre mi carácter, personalidad y mis maneras de comportarme.

No estar satisfecha conmigo misma puede dar origen a la necesidad de conseguir cambiar  mi comportamiento, utilizando los medios que la sociedad dispone para ello. Me refiero no solo a buscar ayudas de profesionales, cuyo trabajo consistirá en que encuentre mis propias respuestas y soluciones con su guía y soporte, sino a conferencias, charlas, lecturas, descubrimiento de otras culturas, religiones y diferentes disciplinas, entre las muchas ofertas dirigidas hacia el descubrimiento y crecimiento personal.

Estoy convencida de que la vida me ha ido cambiando al pasar los años, pero no estoy tan segura de que todos los esfuerzos que debo realizar para cambiar lo que no me gusta de mi, den los resultados que deseo o que estos permanezcan en el tiempo.

Si han hecho falta muchos años de educación, de experiencias vividas, de errores y de aciertos para que sea hoy como soy, ¿cómo puedo pretender que en un corto espacio de tiempo consiga ser una persona distinta?

No quiero, ni debo, perder mi propia personalidad, ni mi carácter, que difícilmente podré transformarlos a mi antojo, aunque si puedo cambiar mis pautas de comportamiento.

Pienso que ambas cosas son distintas, aunque a veces se confundan. Es frecuente oír decir que se tiene buen o mal carácter cuando en realidad lo que se está valorando es el comportamiento ante determinados estímulos o situaciones.

No debo olvidar que he de conseguir entender mis reacciones ante los estímulos externos, sin olvidar el contexto en el que se producen, para que mi apreciación sea lo más objetiva posible y no para encontrar una justificación a acciones y reacciones poco acertadas, sino para colocar cada cosa en su lugar y no caer en errores que podrían perjudicar mi ya dañada autoestima.

Considero que llegar a conocerme a mí misma, con mis defectos y virtudes, me ayudará a dirigir el resto de mi vida de forma distinta a como lo hice en el pasado y todo aquello que me facilite aclarar mis dudas y a recuperar mi propia autoestima será bien recibido.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Susan Greenfield: ‘Nunca somos iguales a nosotros mismos porque nuestro cerebro –núcleo de nuestro yo– siempre está mutando’