martes, 10 de mayo de 2011

LA SEXUALIDAD CON MENOS HORMONAS

Las relaciones sexuales en el seno de la pareja estarán condicionadas irremediablemente por los cambios hormonales que se producirán a lo largo de nuestra vida.

A pesar de las diferencias, tanto hombres como mujeres, tenemos que enfrentarnos a las consecuencias que supone la disminución de los niveles hormonales de nuestros respectivos cuerpos. Este proceso natural lo vivimos de forma diferente según el sexo al que pertenecemos, pero algunos de los síntomas que observamos pueden ser coincidentes para ambos.

Como mujer tengo asumido que a lo largo de mi vida pasaré irremediablemente por distintos períodos y que en cada uno de ellos tendrán lugar cambios, tanto en mi vida sexual como en mi vida cotidiana. A partir de los 35 años comienza en la mujer un nuevo ciclo que conduce a la interrupción de la capacidad de procreación o menopausia. En este período, llamado Climaterio, se observan una serie de cambios físicos y emocionales, debidos a la disminución progresiva del nivel de estrógenos y progesterona, de los que se suele hablar con total normalidad sin que se cuestione ni la femineidad de la mujer ni su capacidad sexual que aunque pueda cambiar no llega nunca a desaparecer.

¿Y qué pasa con los hombres y su Andropausia? ¿Asumen de igual manera que la mujer sus propios cambios?

Al igual que la mujer, sus cambios afectarán no solo a su capacidad física sexual sino que también influirán en su estado anímico. Lo que es un proceso natural para la mujer, en el hombre puede convertirse en un verdadero problema, ya sea por no tener la suficiente información sobre lo que supone la pérdida progresiva de los niveles normales de testosterona, como por la resistencia a creer que los cambios que presentan son causa un proceso natural y en vez de asumirlos o compensarlos a través de la adaptación prefiere negarlos o esconderlos. El concepto de masculinidad, que ha sido impuesto por la cultura y la educación recibida, supone que emocionalmente se relacione la andropausia con la pérdida de la virilidad y por tanto con la pérdida de la identidad masculina basada en la potencia sexual.

Pero cuando hablo de que el cuerpo cambia y afecta a la vida sexual de cada uno, no estoy diciendo que la sexualidad acaba en el climaterio, la menopausia o la andropausia, sino que deberá adaptarse en cada momento según como afecte física y emocionalmente y según los síntomas que presente, pues son diferentes para cada persona.

Tengo muy claro que a partir de los 40 años las relaciones sexuales comienzan a ser distintas a las que se tenían años atrás pero no por ello tienen que ser menos satisfactorias. Es cierto que pueden perderse ciertas capacidades pero también estas pérdidas pueden ayudar a apreciar otros aspectos de la relación sexual que anteriormente nos podían pasar desapercibidos.

Resistirse a reconocer que ya no se tiene la capacidad sexual de los 20 años no beneficia ni a uno mismo ni a su pareja y si se pone mucho empeño en negar lo evidente puede pasar que, en cada dificultad que se presente, se origine una nueva frustración que empeore los síntomas de estos cambios y pueda resultar dañado el estado emocional.

Continuará…     

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