martes, 3 de mayo de 2011

"MI ESPLENDIDA MADUREZ"

Ya tengo en mente una serie de criterios de selección para descubrir quién será la persona con la que me sería posible establecer una futura relación y, como hay que ir paso a paso, empezaré por imaginar que puede ocurrir cuando tenga la oportunidad de conocer a un posible candidato.

Mis criterios de selección son distintos a los del hombre. En realidad lo que ocurre es que si aplico el criterio masculino, en el que se prioriza más el aspecto físico que el valor de la persona, lo tendría extremadamente difícil para encontrar pareja, así que me fijaré en la valía personal y la inteligencia de los candidatos.

Ya me gustaría a mí que se me valorara de la misma manera. Me resulta extremadamente cansado el verme constantemente más valorada por mi físico que por realmente quien y como soy.

Se me hace muy difícil comprender que sean más importante mis medidas, la talla de sujetador, si llevo faldas cortas, largas o pantalones, el color del pelo (que a estas edades o es canoso o está teñido), etc… y como atributo personal solo parece importante el que sea o no cariñosa, fogosa o interesante (lo de interesante no he llegado a saber exactamente a que se refieren, por mucho que me haya esforzado para averiguarlo, pues a cada cual le interesan cosas distintas).

Pero si intento aplicar los mismos criterios dirigidos al género masculino, el resultado que obtengo es desalentador y no me estoy refiriendo a lo de la talla del sujetador, claro.

Cuando me encuentro en estas situaciones no puedo más que esbozar una sonrisa por lo “patético” que me parece, pero ¡qué le voy a hacer!…Es inútil que me rebele e intente cambiar lo que me parece “el deporte nacional” cuando alguien se me acerca para querer “ligar”.

Pienso que en realidad, a estas alturas, el físico tendría que pasar a un segundo plano para ambos sexos, pues tanto hombres como mujeres a partir de “cierta edad” han de ser mucho más “generosos” con el otro sexo, teniendo en cuenta que, lo de “a partir de cierta edad” depende de cómo se lleven los años y no de los años cumplidos.

El tiempo pasa por igual para todos, se quiera o no y solo hay que ir mirando, de vez en cuando, en el espejo para darme cuenta de que, por mucho que me empeñe en disimularlo, hace ya mucho tiempo que he dejado de ser tan joven, atlética y bella como lo era cuando tenía 20 años.

Pero si me pudiera mirar con otros ojos, alejándome de cánones de belleza que ya no me corresponden, vería que ahora tengo una belleza mucho más “interesante” que la que se me quiere hacer creer. De este modo desaparecería ese miedo por lo que puedan opinar de mi físico los demás y tendría menos complejos en hacerme mayor.

Estoy convencida de que es mejor saber llevar bien los años que tengo que empeñarme en parecer tener los años que ya nunca volverán. Sentirme bien conmigo misma es algo que merezco después de haber tenido la oportunidad de vivir los años que ya he cumplido y no me parece justo que ahora, cuando estoy en mi “esplendida madurez” se me valore más por el físico que pueda tener que por la persona que soy.

No hay comentarios: