jueves, 7 de abril de 2011

UN MAR DE DUDAS

Resulta difícil encontrar la fuerza necesaria para decidir acabar con toda una vida en común. Busco cualquier escusa para evitar lo que sé que es inevitable pero a la vez, inconscientemente, provoco situaciones de conflicto y fricciones que son consecuencias de mi indecisión y de la prolongación en el tiempo de una situación que ya ha llegado a su fin.

La dependencia que en algunas cuestiones ha generado la convivencia me frena en gran medida y me planteo dudas sobre mi futuro. Me siento insegura y con miles de preguntas que me planteo y que no encuentro respuesta. Por mucho que reflexione, el miedo y las dudas me atenazan y preferiría no ser yo quien planteara la separación.

No encuentro el momento ni la forma adecuada de comunicar la decisión tomada.  Desearía, aunque sé que es injusto, que hubiera un motivo concreto, aunque fuera de escasas importancia, que pudiera provocar y justificar el paso que debo dar, o que fuera él el que diera el primer paso y obtener yo el papel de “víctima”. Estoy segura de que sea quien sea el que dé por finalizada la relación será un “mal trago” que hay que pasar, digerir y aceptar.

Con este mar de dudas, un buen o mal día, encontré la manera de dar el primer paso hacia mi nueva vida.

A partir de este momento mi vida ha cambiado. Traspaso una puerta sin saber muy bien a donde voy, pero con el convencimiento de que debo seguir adelante sin mirar atrás. Dejo el pasado detrás de mí y vivo el presente para conseguir un futuro mejor y, de este modo, buscando la fuerza en mi interior, con mis miedos y mis dudas, comienzo mi camino paso a paso.

Tengo que tener en cuenta que hay otras personas a las que la ruptura de la relación les afecta directamente, tanto por alterar su forma de vida como su estado emocional. En este caso mis hijos son los más afectados y tener en cuenta su bienestar debe ser prioritario en el duro proceso que se va a iniciar.

¿Seré capaz de darles la seguridad suficiente, de responder sus dudas y de ayudarlos en sus temores? ¿Cómo les afectará emocionalmente la nueva situación a cada uno de ellos? ¿Seguiremos siendo una familia a pesar de no convivir todos en una misma casa? ¿Cómo será compartir su educación a partir de ahora?...

También mi  entorno social y familiar se verá de algún que otro modo afectado. Se producirán situaciones incómodas que no sé si sabré resolver. Tendré que hacerles frente dando explicaciones, intentando encontrar su apoyo y comprensión y sé que no les será nada fácil entenderme.

¿Con quién podré contar a partir de ahora? ¿Qué relación voy a tener con la familia de mis hijos? ¿Seré criticada o entendida? ¿Qué influencia ejercerán en mis hijos? ¿Intentarán ponerlos en mi contra? ¿Qué relación establecerá mi familia con el que a partir de ahora será mi ex.....? ¿Me quedará algún amigo?...

Ser capaz económicamente de salir adelante es otro gran reto lleno de dudas. Ya no tendré el apoyo del que estoy acostumbrada y mi vida cambiará. Tendré que adaptarme a mi nueva economía y esto cambiará mis hábitos.

¿Conseguiré ser autosuficiente? ¿Qué pasará si no lo consigo?...


 

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