jueves, 14 de abril de 2011

"EL ARTE DE LA MANIPULACIÓN"-2

Podría haberme ahorrado mucho trabajo, tiempo y más de un disgusto si en vez de “investigar” hubiera preguntado directamente o hubiera sido sincera explicando mis intenciones.

Si creo que me quiere abandonar y no encuentro nada habré perdido una parte de la confianza que había depositado en mí y estoy segura de que me pasará factura más adelante, pero si mis sospechas son acertadas será el momento de reflexionar sobre lo que ha podido suceder y lo que más me conviene a partir de ahora.

En vez de eso empiezo a actuar visceralmente de nuevo, intentando recuperar lo perdido. La mezcla de sentimientos y el miedo a lo que está por venir me impiden ver con claridad. Intento desesperadamente retrasar lo que ya sé que es inevitable y demostrar lo mucho que me necesita aunque es a mi autoestima a quien le hace falta oírlo. Hago incluso promesas de cambio que sé que no seré capaz de cumplir y pongo tantos impedimentos como puedo para alargar la situación aunque lo que estoy consiguiendo es solo empeorarla.


Y si he sido yo la que he decidido marcharme debería asumir la responsabilidad que supone tal decisión sin intentar culpar a nadie, en vez de buscar en que ha fallado el otro para sentirme mejor conmigo misma y justificarme. Me resulta más fácil que sea otro el que parezca el culpable y causante de mi decisión que afrontar mi propia responsabilidad ante los demás.


Sea cual sea el motivo de la separación utilizo toda la información que poseo para crear sentimientos de culpa, me muestro dependiente y saco al “pobrecito de mí” que llevo dentro. Como último recurso utilizo amenazas y chantajes, pero a pesar de todo, en algunas ocasiones, llega el día en que  la separación de dos personas que han vivido una parte de su vida en común es una realidad.

No hay comentarios: