sábado, 16 de abril de 2011

RIVALIDAD ENTRE SEXOS

“el hombre que todavía no existe y la mujer que ya no está”

En bastantes ocasiones en que participé en charlas y debates, cualesquiera fueran los temas a tratar, siempre se acababa hablando de los dos temas favoritos de la mayoría de los “singles” “El sexo y la rivalidad entre sexos”.

Los temas sobre sexualidad siempre han sido muy atractivos además de útiles y educativos pero los que levantaban verdaderas pasiones eran los dedicados a “sacar los trapos sucios” y defectos del sexo opuesto.

Pocas eran las personas que tenían una actitud conciliadora y empática en estos debates  así que siempre surgían dos bandos. Tanto las mujeres como los hombres tomaban partido aliándose con el sexo al que pertenecían para “atacar” al contrario personalizando, habitualmente, con experiencias propias. Esta tan apasionada discusión siempre acababa por enseñarme muchas cosas sobre los comportamientos según el sexo y de cómo nos vemos los unos a los otros.

Me pregunto porque actúo como si estuviera enfrentada a mi sexo opuesto. Parece una competición para ver quien tiene o no tiene razón en todo. Quizás lo hago para defenderme aunque no sepa muy bien de qué, para no perder mi privilegio, para justificar mi comportamiento o mantener una identidad propia. Lo cierto es que no sé cual es realmente el motivo pero no pierdo la ocasión, si me dan la oportunidad, de “atacar” al contrario con mis ideas basadas en mis propias experiencias.

Es cierto que biológicamente somos distintos pero podría ver, si me fijase bien, que quizás más que distintos puede que seamos complementarios. El problema está en que en vez de verlos como personas con algunas diferencias los miro como seres distintos cuando solo son personas con un distinto orden de prioridades y unas maneras diferentes de expresar los sentimientos.

La cultura en la que vivo me ha enseñado “lecciones” de diferenciación sexual que en estos momentos, debido a los cambios de las últimas décadas, con respecto a la evolución de la mujer en mi sociedad, están desfasadas. Estos cambios se han producido en un corto espacio de tiempo y, en el caso de la mujer han sido deseados. En cambio, a pesar de no ser deseados por el hombre, es inevitable que se produzca una evolución masculina que comporta un cambio de mentalidad, de comportamiento y de costumbres.

En la actualidad las generaciones masculinas de mediana edad se encuentran en un momento evolutivo entre la moral antigua heredada y una nueva que no acaban de aceptar y son en las nuevas generaciones donde se puede apreciar un cambio de mentalidad masculina que puede ser el origen de un mayor entendimiento y acercamiento entre ambos sexos.

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