miércoles, 27 de abril de 2011

"EL PESO SOBRE MI ESPALDA"

Cuando los malos recuerdos aparecen y se reflejan en situaciones presentes, puede que me sea más cómodo quedarme quieta y dejar pasar el tiempo, consumirme en él y caminar hacia una agonía lenta, sin que quiera abrir los ojos para ver lo que me está ocurriendo...

Cuando es pesada la carga y el dolor intenso me quedo tal como estoy sin asumir los riesgos y me protejo en mi interior para evitar que me hagan sufrir de nuevo.

No me arriesgo porque el riesgo puede doler y si me duele huiré del dolor, no veré que hay más allá y no sabré lo que puedo perder. Me acostumbro a lo que no me gusta porque conseguir lo que deseo supone un esfuerzo y sé que el esfuerzo no siempre tendrá recompensa.

Me conformo a lo ya conocido por no sufrir, a no conocer lo que está por venir, sin darme cuenta de que ya estoy sufriendo. Sufrir por no sufrir para seguir sufriendo, haciendo ver que no es así, engañándome para engañar, girando en círculos para ir hacia ninguna parte.

Elijo morir lentamente, sin darme cuenta de ello, sin luchar por todo aquello que soy y por todo lo que deseo, dejando la vida en cada instante, en cada lágrima, en cada suspiro y finjo con las palabras, evitando la mirada y atrapo con las manos, pequeñas chispas de vida para, con mi actitud, vivir muriendo...

Dejarme influenciar por las malas experiencias pasadas no me va ayudar a mejorar mi autoestima dañada por ellas ni a superar mis miedos y sé que solo me traerá dificultades e insatisfacciones.

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