lunes, 4 de abril de 2011

LIBERTAD EN PAREJA

Al  tener una relación no pierdo mi libertad. Yo elijo libremente establecer una relación de pareja y con ella acepto pactos y acuerdos. No renuncio a mi libertad sino que la ejerzo pues mi decisión es responsable, al margen de si me equivoco o no o si con el tiempo he de cambiarla, sabiendo que tendré que hacer concesiones y adaptarme a esta nueva situación. Perdería mi libertad en el momento en que renunciara a elegir lo que quiero para aceptar lo que impone el otro. La sumisión es lo que me haría perder mi libertad, no la relación en sí.

Sentirme sometida a la voluntad del otro y no atreverme a cambiarlo es lo que me oprime. Estando en pareja, la sensación de privación de libertad más que un sentimiento es una realidad consecuencia de no ejercer y defender mi derecho a mi libertad personal por miedo, dependencia económica, inseguridad, comodidad…

Convivir en libertad es enriquecedor y se puede vivir en pareja sintiéndose uno libre, siempre que el respeto a las libertades sea mutuo, por lo que la confianza entre ambos es de suma importancia. Las personas seguimos siendo seres completos al compartir nuestras vidas… Dos personas que caminan juntas y no medias personas que se unen para formar una sola. Resultaría difícil cortar la personalidad de ambas en partes iguales y siempre habría uno que esté por encima del otro…un dominante y un dominado.

La libertad de uno acaba cuando perjudica al otro o cuando es la causa de que el otro pierda su libertad. Es entonces cuando aparece la sumisión. En general se suele ser sumiso en algunas libertades pero no en todas. Solo en aquellas en las que la persona dominante se cree superior.

Pero no siempre es así. Hay personas que se mantienen sumisas al otro indefinidamente porque  aceptan libremente su sumisión, por uno u otro motivo, y no tienen el sentimiento de privación de libertad que conlleva.

He conocido a personas que ejerciendo su poder de dominación sobre otra sienten a su vez la pérdida de su propia libertad. Resulta difícil ejercer la presión de dominación a otro sin dedicar tiempo, esfuerzo y dedicación y, de alguna manera, el dominador pierde, aunque voluntariamente, una parte de su propia “libertad”.

El sentido de propiedad que se muestra a través de los “celos”, la superioridad física y la palabra son armas en contra de las libertades del otro.

Los contratos matrimoniales que antes eran para toda la vida y que inicialmente se aceptan con total libertad, al pasar el tiempo, se convierten, para algunos, en contratos privativos de libertad. Las personas cambiamos con el paso del tiempo y lo que era voluntario se puede convertir en obligatorio. En estos casos no se está en pareja porque se quiere estar sino porque existe un contrato firmado que te da derechos y deberes sobre el otro.

Los pactos entre parejas de hecho no son menos sólidos pero sí son más voluntarios. Carecen del sentido de la propiedad que tienen los matrimoniales y se tienen que renovar constantemente. Se está en pareja simplemente porque es lo que uno desea.

La relajación en los esfuerzos por mantener una relación de pareja libre y saludable, para ambas partes, suele ser uno de los motivos más frecuente de causa de separación y divorcio.

No hay comentarios: