sábado, 9 de abril de 2011

UN BUEN ACUERDO

Y ahora viene la parte más complicada…

De repente descubro que todo lo que me pertenecía, aunque fuera compartido, desde este momento ya no lo es. Hay una larga lista que hay que repartir, desde la más pequeña pertenencia hasta la más grande y es cuando empieza la larga y, la mayoría de las veces, desagradable negociación.

Lo primero en que pienso es en quien de los dos vivirá con los hijos. El que conviva con ellos tendrá ciertas ventajas económicas pero también muchas más responsabilidades.

Si son mayores será mucho más fácil pues pueden comprender mejor la nueva situación y adaptarse a ella y tienen, además, capacidad de elección sobre su futuro, pero si son menores el problema es mucho mayor. Alguien tendrá que asumir la responsabilidad diaria de educarlos pero… ¿Quién?  Llegar a un buen entendimiento en esta cuestión será siempre muy beneficioso para ellos porque la situación les afecta directamente tanto por el cambio de vida que supone, como por el trastorno emocional que les causa y por las dudas que la nueva situación genera.

Desgraciadamente no siempre se les tiene tanto en cuenta. Sé de padres que utilizan a sus hijos en la negociación como si se trataran de un instrumento para conseguir mayores beneficios o simplemente para coaccionar y vengarse del otro. La “lucha” por la custodia de los hijos es la más dura si no se prioriza el bienestar de ellos por encima de egoísmos, avaricias, odios, venganzas…
 
Lo que antes carecía de importancia ahora me parece que no puedo vivir sin ello y defiendo lo que creo que es “mío” sin tener muy en cuenta al otro. Lo que antes era compartido a partes iguales y a veces no deseado, porque no había que repartirlo, ahora puede llegar a ser motivo de grandes discusiones.

La persona que tengo enfrente parece distinta a la que he tenido al lado durante tanto tiempo Es una “guerra” en la que parece que todo valga con tal de conseguir seguridad económica y salir con mayor beneficio.

Sentimientos de culpa, sentimientos de abandono, sentimientos de liberación y la generosidad que “brilla por su ausencia”. Aquel de los dos que más dinero ha ganado se cree con más derechos y cree que el reparto no debe ser en condiciones de igualdad. Cada uno pensamos que es poco lo que obtiene, sin darnos cuenta de que el repartir es quedarse con la mitad y no pretender quedarse con “casi todo” y se utilizan toda clase de artimañas para poder obtener un poco más.

Ponerse de acuerdo resulta difícil y he de estar atenta para no salir perjudicada, tengo que tener siempre en cuenta a los que están de algún modo afectados para que no salgan perjudicados. Los malos acuerdos siempre tienen consecuencias futuras difíciles de superar y pueden afectar no solo a los que se separan sino a los que están a su alrededor.

Estoy segura de que conseguir llevar a cabo una buena, pacífica y generosa negociación para llegar a un buen acuerdo será para todos un buen principio para un mejor futuro

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