martes, 5 de abril de 2011

LOS MALOS TRATOS

No hay que confundir el maltrato psicológico con el “saltarse” los acuerdos y pactos contraídos. Estas situaciones son dañinas para mantener una buena relación y suelen crear desconfianzas que van deteriorando la convivencia.

En los momentos en los que hay que hacer frente a la nueva realidad y en los que las emociones afloran, es frecuente “dar rienda suelta” a los impulsos. Buscar en los recuerdos circunstancias desagradables para utilizar como “arma arrojadiza” y menoscabar la autoestima del otro parece que puede hacer sentir mejor y justifica los propios errores.

Hay que tener mucho cuidado en no olvidar donde están los límites con respecto a la libertad y el respeto al otro, pues, sin darme cuenta, puedo estar dando un trato inaceptable de dominación y maltrato que siempre será injustificable.  

En algunos procesos de separación y divorcios he podido encontrar situaciones de maltrato por una o ambas partes. Son momentos difíciles en los que, para algunos, les cuesta controlar sus impulsos más primarios y en el que se utilizan toda clase de reproches, insultos, artimañas…incluso la fuerza física, con el único fin de hacer daño al otro.

La privación de libertades que causa el sometimiento “del otro” da lugar al maltrato psicológico y al maltrato físico. Es frecuente que se produzcan en relaciones de pareja, ya sean matrimoniales o en parejas de hecho. La violencia de género es la causa de separación y divorcio más grave y más difícil de resolver en nuestra sociedad.

El maltrato físico no es exclusivo del sexo femenino, ni pertenece a una clase social concreta, pero si es más frecuente que lo padezcan las mujeres, debido principalmente a la inferioridad física de la mujer con respecto al hombre. Lo que no tengo tan claro es cual puede ser, en la actualidad, la proporción de hombres y mujeres que padecen maltrato psicológico, aunque me temo que siguen siendo las mujeres las que lo padecen de forma mayoritaria.

El maltrato físico suele ser muy evidente por las secuelas que deja y por llegar, en muchos casos, a causar la muerte de la víctima. Está, desgraciadamente y  cotidianamente presente en nuestra sociedad. La violencia de género es noticia frecuente y un problema muy grave que entre todos tendríamos que lograr erradicar.

El maltrato físico está acompañado del maltrato psicológico. De hecho el maltrato psicológico es el paso previo para llegar al maltrato físico, en cambio, puede haber maltrato psicológico sin llegar al maltrato físico.

El maltrato psicológico es más difícil de detectar incluso para la propia víctima que lo padece y no se habla tanto de él. No suele producirse de forma brusca sino que es un lento proceso para conseguir anular los derechos y las libertades del otro. También al tener menor repercusión sobre la salud física pasa más desapercibido ante la sociedad.

Podría definirlo como el dominio sobre la persona a través de las palabras cuyas consecuencias será, para las víctimas, la pérdida de su autoestima, la de seguridad en sí mismas y la falta de autoconfianza. La consecuencia es la destrucción sistemática del equilibrio emocional de una persona por otra con el único fin de demostrar su poder de dominio sobre ella.

En la mayoría de los casos, la víctima, no se dan cuenta de que sufren de maltrato psicológico y el daño llegará a ser muy grave pues conseguirá llevarla hacia la despersonalización. Además se establecerá una relación de dependencia entre maltratador y la víctima. Recuperar lo que durante tanto tiempo ha sido destruido sistemáticamente es una tarea difícil que necesita tiempo y ayuda.

Es el sentido de la propiedad hacia otro que se muestra a través de los “celos”, la superioridad física, indiferencia, desprecio, manipulación, críticas, humillación, control, aislamiento, intimidación, cambios de actitud desconcertantes, amenaza, abuso, culpabilización… utilizando los silencios y las palabras como armas en contra de las libertades del otro y llegando, en muchos casos al maltrato físico.

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