jueves, 28 de abril de 2011

MENTIRAS Y CUENTOS

Muchas mentiras y cuentos puedo inventar para conseguir lo que quiero y justificar lo injustificable para sentirme a gusto conmigo misma y para que todo encaje en el sitio que deseo, sin que me importe que “el juego” dañe a otros pues solo importa lo que yo siento.

Descubrir la verdad y hacerle frente a pesar de las consecuencias, actuar con honestidad y valentía es, en realidad, lo correcto. Pero es muy fácil refugiarme en las mentiras y artimañas porque, si no me “pillan”, gano en este juego y si me “pillan” seguiré jugando para poder escapar y así, engaño tras engaño, no me doy cuenta de que en realidad soy yo la que me estoy engañando.

En general, se utilizan maneras de engaño distintas, según seamos personas de uno u otro sexo, para conseguir fines parecidos y los comportamientos sociales también tienen sus diferencias.

Las mujeres solemos utilizar un sinfín de artimañas para conseguir captar la atención de los hombres. Nuestra identidad de género nos caracteriza en aplicar estrategias diferentes a las que suele utilizar el género masculino. Se dice que somos más “complejas” al elaborar estratagemas y solemos rivalizar con las otras mujeres sin disimulo alguno. Con tal de ganar a una posible rival podemos llegar a superar límites inimaginables, con tal naturalidad y maestría, que puede ser difícil distinguir entre la verdad y el engaño.

Los hombres, en general, suelen utilizar más las mentiras y excusas para lograr los mismos fines. Su identidad de género, la cultura y la educación que recibieron, unida a la posibilidad de escoger entre un gran número de mujeres hacen que no tengan tanta necesidad de utilizar estrategias complejas para conseguir lo que desean. No suelen mostrar su rivalidad de forma tan clara como lo hacen las mujeres y actúan con mucha más discreción, a pesar de sentirse heridos en su orgullo, esperando con paciencia su oportunidad y, si no la obtienen, se retiran sin ofrecer mucha resistencia, dirigiendo su mirada en otra dirección.

Mentiras y cuentos para obtener aquello que en realidad ni deseo, ni necesito, porque lo obtenido con malas artes no puede satisfacer más que al propio “ego” y siempre va dejando a su paso dudas de si es, o no, lo que estaba deseando.

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