sábado, 26 de marzo de 2011

"EL IDEAL SEXUAL Y LAS RANAS"...3

Estoy sola y me siento “libre”, independiente y con muchos problemas que solucionar y entre ellos el de comenzar nuevas relaciones.  Si soy "single" seguramente lo haré en condiciones emocionalmente inestables a causa de mi nueva situación. Como busco afecto en mis relaciones he de ponerme en marcha con el objetivo de encontrar a mi "príncipe azul", pero ya no soy la niña ingenua que cree en cuentos de hadas tal como me los explicaban de pequeña, y "el príncipe" tiene que reunir muchas más condiciones por lo que soy consciente de que lo tengo bastante difícil.
La sociedad me proporciona también oportunidades para satisfacer mi necesidad sexual y de encontrar nueva pareja, pero la oferta disponible es escasa. Hay una gran desproporción en el colectivo "single" entre hombres y mujeres que buscan nuevas relaciones por lo que noto que hay mucha competitividad entre las mujeres. Si, además, excluyo a los que tienen pánico al compromiso, los que deciden una vida en solitario y los que no encajan en mis actuales exigencias,  el número de posibilidades es muy reducido.
Tampoco quiero perder muchas de las ventajas que supone la “libertad” por ser “single” así que quiero el compromiso de él pero me cuesta aceptar mi propio compromiso. Esto supone mantener cierta prudencia al implicarme emocionalmente que tendrá sus consecuencias. Perderé una parte del afecto necesario en la relación de intimidad sexual y esto afectará mi equilibrio emocional…Es el precio que tengo que pagar por querer mantener mi "libertad".
Con la edad, el estado físico ya no es el mismo y si me empeño en demostrar que el tiempo no ha pasado para mí y que nada ha cambiado (Me siento muy joven y en plena potencia sexual…. o no) . Si no logro cumplir con mis expectativas utilizaré cualquier método (y hay muchos) para que me ayude a conseguirlo. De no ser así seguro que comenzarán una serie de reacciones contrarias que me llevarán, sin remedio, a la frustración e insatisfacción conmigo misma, es decir, a la perdida de mi autoestima.
Mi hombre ideal deberá ser una mezcla de aquel ideal de hombre que me dijeron que debían ser los hombres, el hombre que todavía no existe y Todo lo que dicen los anuncios que debo desear de un hombre de hoy. Si tuviera delante de mí a mi "hombre ideal" es de suponer que la pregunta que me haría sería...¿Seré todavía lo suficientemente atractiva? ¿Estaré a su altura? 
Así que, con esa tonta idea en la cabeza empiezo a  buscar y al mirarme al espejo decido que tengo que cambiar mi "envoltorio" para que, cuando ese “Superhombre” inexistente y contradictorio aparezca, esté debidamente preparada.
¡Y aquí empieza mi calvario! He de vestir incómoda pero sexi, cirugías varias, liposucciones, gimnasio, yogas, masajes, dieta rigurosa, aprender nuevas tácticas de “ligue”, me recorro todas las discoteca, bares de copas, cenas de singles, viajes singles…. y utilizo todas aquellas malas artes que me sirvan para apartar a las “posibles rivales” y conseguir el objetivo a conquistar. Con la escasez de hombres  que hay tendré que estar muy alerta y “armarme hasta los dientes” para conseguir besar a..."la rana
Los ideales no existen y no hay hombres que se ajusten a tanta exigencia, ni mujeres que sean como ellos desean. Las diferencias biológicas existen pero las culturales varían con el tiempo. No ser consciente de estos cambios solo produce hostilidad y enfrentamiento entre sexos, sin razón alguna que lo justifique. En este caso la empatía me ha ayudado a darme cuenta de que, en iguales condiciones, la mayor parte de nuestras necesidades son similares incluida la sexual.

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