sábado, 5 de marzo de 2011

SALIRSE DE LA "NORMA"

Soy consciente que no solo cambió mi vida sino también la de los demás que estaban  cerca de mí en esos momentos. Considero que es mi responsabilidad facilitar y suavizar en lo posible el cambio impuesto que yo he causado.  Siempre hay que hacer concesiones para que vuelva la calma después de la “tormenta” y los afectados se puedan sentir seguros de nuevo.
Mi vida familiar cambió cuando se produjo la ruptura y también perdí el círculo de amistad que tenía.
Los amigos comunes empezaron a sentirse incómodos ante la nueva situación. Es como tener que partirse en dos, estar en medio. ¿Con cual me quedo? ¿Cómo llevo esto? Y ¿ahora como compartimos lo que antes teníamos? La falta de respuesta o solución hizo que algunos se fueran distanciando y, al poco tiempo -y tuve suerte- solo quedó alguno. Así que me tocó volver a empezar.
La familia también sufre las consecuencias. He pasado de ser esposa, nuera, tía, cuñada etc. a ser ex esposa,  ex nuera, ex tía…..No se lo hemos puesto nada fácil a la familia. Y es cuando aparece la pregunta que se hacen –y nos hacen- constantemente para entender lo que ha pasado….¿Quien tiene la culpa?
 Y me pregunto: ¿Es necesario que alguno tenga la culpa de un fracaso entre dos personas?...... Por muchas vueltas que le doy la respuesta sigue siendo NO.
En una relación entre dos personas son tantas las equivocaciones de ambos que no puedo pensar que tenga nadie el derecho de culpar al otro de lo ocurrido, pero soy humana y la tendencia de acallar mi mala conciencia, olvidando mis errores para culpabilizar al otro, es también algo que he practicado sin darme mucha cuenta de ello.
Así que tengo personas a mí alrededor que tienen mucho trabajo en situarme de nuevo dentro de sus círculos sociales y familiares y que intentan entender la nueva situación, consiguiéndolo o no. Eso me hace sentir que soy diferente, que me he salido de la “norma” y, de esta manera aparece el nuevo objetivo de tener nuevas relaciones sociales y, cómo no, otro de mis miedos ocultos: El miedo al rechazo.

No hay comentarios: